El
Eternauta (primera temporada). Director: Bruno Stagnaro.
Protagonistas: Ricardo Darín (Juan Salvo / El Eternauta), Carla
Peterson (Elena), César Troncoso (Alfredo “Tano” Favalli),
Andrea Pietra (Ana), Ariel Staltari (Omar), Marcelo Subiotto (Lucas
Herbert), Claudio Martínez Bel (“Ruso” Polsky), Mora Fisz (Clara
Salvo), Orianna Cárdenas (Ingrid, “Inga”), Aaron Park (Pablo),
Jorge Sesán (Franco) y Leandro Sandonato (Ruperto Mosca), entre
otros. Guionistas: Bruno Stagnaro, Ariel Staltari, Gabriel Stagnaro,
María Alicia Garcías, Martín Wain. Basado en la historieta
homónima (1957), creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco
Solano López. Diseñador de los Cascarudos: Martín Canale.
Compositor musical: Federico Jusid. Asesor creativo: Martín Mórtola
Oesterheld. Creador de la serie: Bruno Stagnaro. K&S Films.
Argentina, 2025. Estreno en la Argentina: Disponible en Netflix desde
el 30 de abril de 2025.
Primero
lo primero. A mi modo de ver, toda adaptación es, básicamente, una
traducción de un lenguaje a otro. La fidelidad, entonces, no pasa
por la trasposición literal de los contenidos, sino por el respeto y
el apego a las ideas y valores que la obra original haya puesto en
juego. De manera consciente o inconsciente, en forma directa o
indirecta. Teniendo en cuenta el diálogo que haya entablado con su
coyuntura primigenia y el impacto que el paso del tiempo haya
terminado instalando sobre la ficción.
Segundo.
El propio Oesterheld situó la historia de El Eternauta en tiempo
presente. En 1957 cuando la empezó a serializar en el Hora Cero semanal, en 1959 cuando Solano López terminó de dibujarla; y en
1969 cuando la reescribió para el lucimiento de Alberto Breccia en
la revista Gente. Que la adaptación dirigida por Bruno Stagnaro y
protagonizada por Ricardo Darín transcurra en la década de los 2020
no sólo es coherente con las decisiones creativas de HGO, sino que
es absolutamente necesario para no tergiversar su esencia (y mantener
el giro dramático del final de la historieta, si es que algo así
vaya a pasar en la serie).
En
este sentido, ninguno de los cambios se me hizo forzado y todos me
resultaron bienvenidos. Casi setenta años después de su primera
publicación impresa, son otros los caminos a transitar si queremos
arribar al mismo destino final. Y en una aventura identitariamente
argentina, el peronismo, la Dictadura, la guerra de Malvinas,
Alfonsín, Menem, De la Rúa y Kirchner son mojones que no deben
obviarse si nos interesa que la ficción interpele la Historia y el
presente. Y confronte, tal como permite hacerlo la historieta de HGO
y Solano, dos modelos de Sociedad y Estado. El de la solidaridad
contra la exclusión planificada, el de la construcción colectiva
frente a la capitalización individual, el de la Justicia Social
contra el de la Libertad de Mercado; el de Memoria, Verdad y Justicia
contra el de la Teoría de los dos demonios. Y que lo haga, además,
poniendo en valor a la llamada tercera edad, justo cuando el Gobierno
argentino tiene plata para pegarle a los jubilados y no para pagarle
a los jubilados, me pareció soberbio.
Dicho
esto, los seis episodios de la primera temporada de El Eternauta son, sencillamente, perfectos. Más allá de la asombrosa
proeza tecnológica y del afiatado tono actoral (salvando aquellas
pocas performances que, a mi entender, no están a la altura del
elevadísimo promedio), porque la calidad de su propuesta ideológica
viene a demostrar que otro mundo es posible y que es posible luchar
para alcanzar ese otro mundo. Al igual que en la historieta, el
leitmotiv de la serie está puesto en la resistencia al modelo
deshumanizado, violento y cruel que pretende instalarse para siempre en la
Argentina y en gran parte del planeta. Y eso es todo lo que está bien,
al menos para mí.
Lo
único que me hizo ruido, mucho ruido, es la desaparición del
personaje de Oesterheld. Y utilizo la palabra “desaparición”,
justamente, por el grado de simbolismo que implica y evoca para la
trama. Y utilizo la palabra “personaje” porque sé que el HGO
real fue asesinado por la Dictadura y sus restos continúan
desaparecidos. Me hubiera gustado que se incluyera la equivalencia
audiovisual de esa icónica secuencia inicial, principalmente por el
involucramiento personal que HGO tuvo a futuro en la aventura que iba
escribiendo a lo largo de los años. Y, sobre todo, por la profunda
emoción que me dio ver los dos guiños a la historia personal de la
familia Oesterheld: Las referencias a la casa del Tigre, el lugar
donde HGO pasó sus días de clandestinidad mientras escribía El
Eternauta segunda parte; y la secuencia dentro y fuera del monumental
edificio conocido como Torre Dorrego, ubicado en el barrio porteño
de Palermo y donde (como bien señaló Hernán Ostuni) supo tener su
vivienda Elsa Sánchez de Oesterheld.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ciudadanos anónimos intervinieron los afiches en vía pública con los rostros y los datos de HGO y sus cuatro hijas, todos secuestrados y asesinados por la Dictadura
Quiero
ya la segunda temporada. Por favor. Y si naciste entre 1975 y 1983; y tenés dudas sobre tu identidad o conocés a alguien que podría ser hijo o hija de personas desaparecidas, podés contactarte con Abuelas de Plaza de Mayo. Dos hijas de HGO y Elsa Sánchez estaban embarazadas al momento de ser secuestradas por la Dictadura.
Fernando
Ariel García
Excelente análisis.
ResponderEliminarMEMORIA, VERDAD, JUSTICIA
Gracias.
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