Thor: Amor y Trueno. Director:
Taika Waititi. Protagonistas: Chris Hemsworth (Thor Odinson), Natalie Portman (Jane
Foster / Poderosa Thor), Christian Bale (Gorr), Tessa Thompson (Rey Valkiria),
Jaimie Alexander (Sif), Taika Waititi (Korg), Chris Pratt (Star-Lord), Dave
Bautista (Drax), Bradley Cooper (voz de Rocket), Vin Diesel (voz de Groot),
Karen Gillan (Nebula), Pom Klementieff (Mantis), Sean Gunn (Kraglin Obfontieri)
y Russell Crowe (Zeus). Participación especial de Matt Damon, Sam Neill, Luke
Hemsworth y Melissa McCarthy (actores asgardianos que interpretan a Loki, Odín,
Thor y Hela), además de los hijos de Hemsworth, Portman, Bale y Waititi, que
andan dando vueltas por ahí. Guionistas: Taika Waititi y Jennifer Kaytin
Robinson, basado en personajes y situaciones creados para los cómics Marvel por
Stan Lee, Larry Lieber, Jack Kirby y Jason Aaron, entre otros. Marvel Studios.
EE.UU., 2022. Estreno en la Argentina: 7 de julio de 2022.
En la privada de prensa, por
primera vez, oí hablar de la grieta asgardiana que divide a los fanáticos de
Thor. Están los que bancan a muerte las dos primeras películas de la saga, Thor
y Un mundo oscuro, por esa pátina teatral, ominosa y shakespereana que remite a
la etapa clásica de Stan Lee y Jack Kirby. Y están los que defienden, a capa y
espada, el abordaje lúdico y descontracturado que Taika Waititi le imprimió a
la franquicia con Thor: Ragnarok. Al final de la proyección, todos se fueron
más que contentos, hecho que parecería haber zanjado cualquier diferencia nimia
entre las partes.
De todas formas, teniendo en
cuenta que Waititi está detrás de las cámaras en Thor: Amor y Trueno (Thor:
Love and Thunder), no está de más aclarar que esta aventura abraza y potencia el
espíritu adolescente rocanrolero (Guns N’ Roses a tope), más especialmente el
de la comedia romántica ochentosa, llena de desbordes hormonales, celos
estúpidos, chistes descerebrados y aptos para toda la familia, sensiblería
explícita y una carga dramática muy pesada, que necesita de toda la ligereza
anteriormente mencionada para no volverse intragable.
Porque detrás de toda la
parafernalia visual y desmedida con que aparece vestida esta épica
superheroica, la película busca demostrar que el Amor es la fuerza que da
definitivo sentido a la existencia. No a la vida como absoluto valor abstracto,
sino a la vida mundana y cotidiana. A la mía, a la tuya, a la de esa banda
conocida como los Guardianes de la Galaxia; a la de Thor, a la de Jane Foster,
enferma de cáncer y transformada en la Poderosa Thor, e incluso a la de Gorr,
el asesino intergaláctico de dioses que quiere cargarse a todos los panteones
místicos del Universo Cinematográfico de Marvel, por una razón más que
valedera.
Y donde reina el Amor, ya se
sabe, en algún momento también aparece el dolor de su pérdida. Y en la
conformación identitaria de nuestro ser, llegará el tiempo en que tengamos que
decidir qué hacemos con ese vacío. Los protagonistas de la película nos
muestran un par de opciones: Abrazar la venganza, hundirnos en la pena, levantar
una barrera entre nuestros sentimientos y el mundo. Y reconvertir esa ausencia
en otra forma de presencia del Amor como motor de la vida. Una tarea ciclópea
que, pareciera, rinde los frutos menos amargos.
Es una película de Marvel,
así que hay que quedarse hasta el final. Y me pareció a mí, que veo cosas donde
no están, ¿o en el último tramo hay un fuerte guiño a la Turma da Mônica de
Mauricio de Sousa?
Fernando Ariel García
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