jueves, 9 de enero de 2020

CATS: ¿QUIÉN LE PONE EL CASACABEL AL GATO?

Cats. Director: Tom Hooper. Protagonistas: James Corden, Judi Dench, Jason Derulo, Idris Elba, Jennifer Hudson, Ian McKellen, Taylor Swift, Rebel Wilson, Francesca Hayward, Laurie Davidson, Robbie Fairchild, Mette Towley, Steven McRae, Danny Collins, Naoimh Morgan, Ray Winstone, Les Twins (Larry Bourgeois y Laurent Bourgeois), Jaih Betote, Jonadette Carpio, Daniela Norman, Bluey Robinson, Freya Rowley, Ida Saki, Zizi Strallen y Eric Underwood. Guion: Lee Hall y Tom Hooper, basado en el musical Cats (1981) de Andrew Lloyd Webber, adaptación de El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum (1939), de T. S. Eliot. Música: Andrew Lloyd Webber. Canciones: T.S. Eliot (poemas originales), Trevor Nunny, Taylor Swift (letras). Tema de cierre: Beautiful Ghosts, de Taylor Swift y Andrew Lloyd Webber, interpretado por Taylor Swift. Coreografías: Andy Blankenbuehler. Productores ejecutivos: Andrew Lloyd Webber, Steven Spielberg, Angela Morrison, Jo Burn. Working Title Films / Amblin Entertainment / Monumental Pictures / The Really Useful Group / Perfect World Pictures. EE.UU. / Reino Unido, 2019. Estreno en la Argentina: 9 de enero de 2020. 


Empiezo aclarando lo de siempre: No me gustan las comedias musicales. Me parece antinatural que las personas dejen de hablar para ponerse a cantar sus cuitas como si eso fuera lo más normal del mundo. No puedo conectar con eso. No sé conectar con eso. Y mucho menos si se trata de personas disfrazadas de gatos, moviéndose y comportándose como vemos que se mueven y comportan los gatos de verdad, mientras componen felinos antropomórficos que parecen escapados de un capítulo de Don Gato y su pandilla


Dicho esto, la versión fílmica de Cats deja bien en claro por qué el musical de Andrew Lloyd Webber es uno de los cinco más importantes de la historia del género, ganador de tantos premios y merecedor de todo el piripipí que le gira alrededor. La puesta en escena es fastuosa, visualmente impactante por la impronta onírica y majestuosa que descarga sobre techos, callejones y monumentos de esa Londres fantasmal, en icónico estado de duermevela. Detalle que representa el mundo poético, complejo y oscuro de T.S. Eliot, autor del libro en el que se basa la obra; capaz de hacer frente a los procesos de desintegración social con una fuerte dosis de mitología, misterio y belleza. Algunas coreografías quitan el aliento, aunque se note que los pasos de baile llegan tuneados por distintas intervenciones tecnológicas. Pero crear una identidad propia, compacta y coherente, apoyándose en las particularidades inherentes a los diferentes estilos (del ballet clásico al contemporáneo, del hip-hop al jazz, del Street Dance al tap), no debe ser tarea sencilla. Y el coreógrafo Andy Blankenbuehler lo hizo. 


Es que uno de los principales méritos del director Tom Hooper es haber trabajado para el lucimiento profesional de los artistas convocados. Judy Dench y Ian McKellen como sostén dramático del andamiaje actoral. Francesca Hayward y Steven McRae (figuras principales del Royal Ballet de Londres), Robbie Fairchild (estrella indiscutida del Ballet de New York) y el grupo Les Twins (popes del hip-hop francés), para la excelencia en el arte de la danza. Taylor Swift, a la hora de cantar y componer, junto con el propio Lloyd Weber, un nuevo tema para el musical. 


Vista así, por partes, la experiencia cinematográfica de Cats debería ser abrumadoramente regocijante, cosa que no es. O lo es sólo cuando se la ve así, por partes. En conjunto, Cats pierde brillo, se pone ridícula, se hace larga, aburre y provoca algún que otro bostezo. Hasta que le llega el momento del cierre a Memory, la canción insignia del musical, a cargo aquí de Jennifer Hudson (salida del cascarón gracias a American Idol). Paradita en el medio de la escena, a fuerza de talento, verdad y un vozarrón que rompe el tiempo y desgarra el alma, Hudson borra de un plumazo todo lo bueno y todo lo malo que el film había amontonado hasta ese instante. Porque lo suyo es de otra categoría, capaz de demostrar por qué el arte puede hacer mejor este mundo y transformarnos como personas. Sin necesidad de disfraces ni de ninguna otra pelotudez que nos distraiga de lo importante.
Fernando Ariel García

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