jueves, 4 de diciembre de 2014

PADDINGTON: INOCENTE Y SOFISTICADO

Paddington. Director: Paul King. Protagonistas: Ben Whishaw (voz de Paddington en la versión original), Nicole Kidman, Hugh Bonneville, Sally Hawkins, Julie Walters y Jim Broadbent, entre otros. Guionistas: Paul King y Hamish McColl, basado en personajes y situaciones creadas por Michael Bond para la serie de libros de Paddington Bear. Studio Canal / Heyday Films/ Anton Capital Entertainment / TF1 /Canal + / Ciné +. Inglaterra/Francia/Canadá, 2014.

Inseguro, miedoso, algo obsesivo, sumamente dependiente, poco afecto a tomar riesgos, eternizado en su cómoda postura aniñada, conservador aterrorizado ante la posibilidad de un cambio. De haber sido criado así, el Oso Paddington podría estar ocupando hoy el lugar estelar de su camarada Winnie the Pooh en el firmamento infantil de la global cofradía Disney. Por suerte, el pequeño úrsido creado en 1956 por el británico Michael Bond es tan inocente y sofisticado como el universo emocional de los niños a quienes están principalmente dirigidas sus aventuras literarias. O sea, es una figura humanizada por su apertura sin reservas a la aventura, la curiosidad y la experimentación de nuevas situaciones en el tránsito de ir descubriendo (y disfrutando) la vida.


Very British en su concepción identitaria, el Paddington literario aparece en todo su esplendor en Paddington (2014), superproducción cinematográfica para la familia entera, incluyendo a los adultos que acompañen a sus hijos durante una hora y media de ternura, risas, sustos, marchas y contramarchas argumentales sobre el escenario de las más bellas postales londinenses, fotografiadas con la flema y la inteligencia que han hecho del humor absurdo uno de los puntos más altos de la comicidad británica. Y sin necesidad de recurrir a lacrimosos golpes bajos ni a estúpidas moralejas esgrimidas desde algún púlpito doctoral.


Como en la letra impresa, este Paddington animado por computadora es un oso nativo de la selva peruana, perdidamente enamorado de todo aquello que sea inglés. Culturalmente colonizado desde sus más tiernos orígenes, el osito se las arreglará para llegar en barco al Reino Unido y de ahí (milagros de la edición fílmica) hasta la estación de trenes de Paddington en Londres, donde terminará adoptado (y bautizado) por una típica familia tradicional. El resto es una trama demasiado deudora de los 101 dálmatas, canalizada por Nicole Kidman en el rol de una taxidermista con ínfulas de Cruella de Vil.


Magistral ejercicio de marketing destinado a instalar en el inconsciente colectivo a este osito de peluche con sombrero, abrigo y valija multiusos (¡quiero uno ya!!!!), Paddington es también el certero vehículo para un mensaje de tolerancia y aceptación de los inmigrantes, emitido en un momento bastante álgido de Europa, marcado por la exacerbación xenófoba hacia los millones de migrantes y desplazados que buscan su lugar en este mundo.
Fernando Ariel García

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