viernes, 5 de octubre de 2012

SHOWCASE Nº 43: MARTINI BATIDO

Si bien nació como personaje literario en 1953, la estatura mítica de icono internacional de la cultura de masas le llegó recién un día como hoy, de hace exactamente 50 años. Por esa razón es que el el globo terráqueo se encuentra (ahora mismo) celebrando el medio siglo de vida del estreno de Doctor No, primera entrega de la larga (larguísima) saga cinematográfica del agente secreto con licencia para matar: 007. Bond, James Bond.

Bond. James Bond


Espía internacional del célebre Servicio de Inteligencia británico MI6, Bond resultó ser el emergente geopolítico perfecto de las paranoias conspirativas de la Guerra Fría. Héroe de acción viril y sofisticado, frío y glamoroso, sádico y calculador, eficaz y elegante, implacable con las mujeres y sus enemigos. Irresistible Don Juan que hace del sexo y la muerte un mero trámite burocrácrito, Bond supo imponerse como uno de los principales referentes capitalistas en la batalla bipolar que también se estaba llevando a cabo sobre el terreno simbólico de las ideas. Y después de sus primeros segundos en la pantalla grande, el escocés Sean Connery galvanizó su impronta como el 007 perfecto, al igual que Ursula Andress (y su infartante biquini blanco) inmortalizaron en el acto la figura de la Chica Bond.


La primera Chica Bond, con otro modelo y color de biquini (¿obra de la censura?) 


Doctor No, quinta novela de la serie creada por Ian Fleming, dio pie a la primera superproducción cinematográfica de 007, instalando todos los tópicos que terminaron estandarizándose como clichés del personaje y sus aventuras: Adelantos tecnológicos, deshumanización de los enemigos, reconvertidos prioritariamente en figuras unidimensionales y totalitarias, estrambóticos y carnavalescos detentores del terror, el miedo y la destrucción que buscaban expandir por sobre el mundo libre y la cultura occidental, que parecía ser lo mismo. Locaciones exóticas, bellas mujeres cosificadas, erotismo descomprometido a la hora de encarar las relaciones humanas, machismo de manual. Autos que quitaban el aliento, tiros, explosiones y superestructuras secretas que definían el destino de los hombres sin que ellos lo supieran. Un mundo de diseño hecho para el consumo inmediato. La existencia misma vista como una secuencia dinámica, de montaje nervioso, jugada con el corazón en la boca, a todo o nada, frenética, hipnótica, avasallante, excitante.


Un malo muy malo


Nada de ello pasó a las viñetas del cómic que adaptó la película; y que National Periodical Publications (actual DC Comics) presentó en el Nº 43 de Showcase, el título responsable por resucitar el género superheroico en la llamada Edad de Plata. El trabajo artístico de Norman J. Nodel redujo la trama argumental a una simple ilustración segmentada de sus fragmentos principales, una aséptica descripción de entornos y situaciones, mediante una esterilizada narración que equilibra todo hacia lo anodino, lo chato, lo aburrido.


Acción que aburre


Si este Doctor No no se parece en nada a una historieta de la DC de esos años es porque, en realidad, no lo es. Ante el estreno británico del filme en octubre de 1962, la filial inglesa de Classics Illustrated le encargó la adaptación a un guionista hoy desconocido y al ilustrador Norman J. Nodel, dibujante de mapas para el ejército británico durante la Segunda Guerra mundial e historietista de profesión. El resultado final, obviamente, respondía al estilo probado e impuesto por Classic Illustrated a ambos lados del Atlántico, opuesto en su concepción gráfica a las innovaciones narrativas planteadas por DC y Marvel. A la hora de editar el material en los EE.UU., Classic Illustrated consideró que Doctor No no encajaba en su línea editorial de valores formativos enfocada hacia los escolares; y decidió no publicar la historieta.


Portada de la primera edición del cómic de Doctor No, aparecida en Classics Illustrated Nº 158 A


Independent News, la corporación mediática propietaria de Classsics Illustrated en los EE.UU., resultó ser también la dueña de National Periodical Publications, la editorial responsable de poner al alcance de los niños de todo un país las aventuras mensuales de Batman, Superman y la Liga de la Justicia, entre otros superhéroes de éxito probado. Uno de sus títulos regulares, Showcase, estaba destinado a testear nuevas fórmulas y personajes antes de dedicarles sus propias revistas (por allí pasaron Flash, Linterna Verde, Aquaman y Atom, entre otros). Por su naturaleza antológica, Showcase terminó siendo destinataria de Doctor No, arropada por una nueva portada dibujada por Bob Brown. Showcase Nº 43 llegó a los puestos de venta en enero de 1963, cuatro meses antes del estreno estadounidense de la película. Obviamente, al no haberse desatado la manía por Bond y los agentes secretos que dispararía el filme, el cómic fracasó comercialmente y la posibilidad del título propio se hizo humo. Ejemplo de todo aquello que no debe ser una historieta de 007, este Doctor No vendría a ser el equivalente historietístico de un Martini batido.
No agitado, como le gusta tomar a Bond, James Bond.
Fernando Ariel García



Showcase Nº 43 (Doctor No). Guión: No acreditado, según el guión cinematográfico de Richard Maibaum, Johanna Harwood y Berkely Mather, basado en la novela homónima de Ian Fleming. Dibujos: Norman J. Nodel (no acreditado). Color: No acreditado. Portada: Bob Brown (no acreditado). Editores: Murray Boltinoff y George Kashdan. 32 páginas a todo color. National Periodical Publications (DC Comics). EE.UU., marzo-abril de 1963 (corresponde al dato impreso en la portada que, de acuerdo con las políticas de distribución norteamericana, estipula la fecha en que la publicación debe ser devuelta a los editores, no el momento en que la revista gana la calle).

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