martes, 13 de julio de 2010

MARTIN MYSTÈRE Nº 308: MISTERIO A LA ORDEN

El de Sergio Bonelli Editore es un caso interesante de analizar. Sus historietas son muy importantes en Italia, un poco menos en Europa del este y el Brasil; y prácticamente desconocidas en el resto del mundo. Tex, Dylan Dog, Martin Mystère, Nathan Never y Zagor, sus principales buques insignias, pueden ser definidos como fenómenos populares en todas las acepciones del término. Populares por la cantidad y amplitud de sus lectores. Y populares por el estilo de abordaje de los géneros. Más cerca de la hibridación que de la pureza canónica (salvo Tex), apuntan sus cañones al público general, consumidor de libros, cine y televisión; con cierto grado de instrucción y conocimiento previo del mundo real y del universo de la ficción. Han canibalizado con notorio éxito el formato libro, logrando imponer en el mercado y en el paladar del consumidor un mini-álbum mensual. Formalmente, a mitad de camino entre la revista tradicional y el volumen francobelga. Editorialmente, posicionándose un paso delante de la producción comercial típica de la Eura (o lo que fuera en la Argentina la Editorial Columba), pero sin caer en los vanguardismos asociados con el término “novela gráfica”. O sea, entretenimiento de masas, apegado al éxito probado de una fórmula bastante esquemática, ya conocida y aprobada.
El de Martin Jacques Mystère es un caso prototípico. Creado por Alfredo Castelli (guión) y Giancarlo Alessandrini (dibujos) en 1982, su radio de acción está delimitado por los cruces de la arqueología, la ciencia-ficción y el policial, siempre bajo la óptica de lo oculto. De ahí su predilección por las civilizaciones perdidas, las sociedades secretas, la magia y el influjo cultural del pasado sobre la actualidad. Antecesor directo de Dylan Dog, con el tiempo quedó ubicado a la sombra del detective de las pesadillas. Tanto, que las ventas disminuyeron notablemente y la periodicidad mensual tuvo que ser ampliada a bimestral a mediados de 2005. Como a Dylan Dog, el alejamiento paulatino de su padre literario, Alfredo Castelli, le propinó a Martin Mystère un golpe creativo del cuál todavía no puede reponerse.
Este número 308, Il tesoro di Didone, es (aún con la ausencia del eterno compañero Java) una muestra del más puro Martin Mystère, con una historia a caballo entre los comprobables datos históricos y la fabulación necesaria para cubrir los baches que la documentación no puede aportar. Alrededor del legendario tesoro de Didone, fenicia prófuga de Tiro después de la fundación de Cartago, Paolo Morales (guión) y el equipo de Roberto Cardinale y Alfredo Orlando (dibujos), tejen el relato del arribo del Imperio romano, en el año 68 después de Cristo, a las costas estadounidenses. Más exactamente a Galveston Island, Texas. El anclaje en la actualidad viene dado por la importancia vital del petróleo y los avances tecnológicos que el mismo ha venido posibilitando para la humanidad.
Lamentablemente, Morales no es Castelli. Y eso hace que el background histórico-mítico que el lector necesita conocer para involucrarse en la narración, aparezca de la manera más dura, en los globitos de los personajes que debaten posiciones e ideas, deteniendo la acción el tiempo que sea necesario. El problema es que se necesitan muchas páginas para explicar aquello que necesita ser conocido y entendido. Y eso hace que sea más interesante lo que cuentan los personajes que la aventura que les toca protagonizar.
El misterio está. El secreto de su encanto, no. Habrá que seguir buscando.
Fernando Ariel García
I grandi enigmi di Martin Mystère
Detective dell’Impossibile Nº 308
Guión:
Paolo Morales
Dibujos: Roberto Cardinale y Alfredo Orlando
Portada: Giancarlo Alessandrini
Director: Alfredo Castelli
160 páginas en blanco y negro
Sergio Bonelli Editore
ISSN: 9-771121-579003
Italia, abril-mayo de 2010

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