viernes, 30 de junio de 2023

SHE-HULK: FEMINISMO, FAN SERVICE Y METAFICCIÓN

She-Hulk: Defensora de héroes. Directoras: Kat Coiro, Anu Valia. Protagonistas: Tatiana Maslany (Jennifer Walters / She-Hulk), Maliah Arrayah (referencia corporal para She-Hulk), Tim Roth (Emil Blonsky / Abominación), Benedict Wong (Wong), Jameela Jamil (Mary MacPherran / Titania), Ginger Gonzaga (Nikki Ramos), Josh Segarra (Augustus Pugliese), Mark Linn-Baker (Morris Walters), Tess Malis Kincaid (Elaine Walters), Jon Bass (Todd Phelps) y Griffin Matthews (Luke Jacobson), entre otros. Participación especial de Mark Ruffalo (Bruce Banner / Hulk), Charlie Cox (Matt Murdock / Daredevil), Brandon Stanley (Eugene Patillo / Leap-Frog), Nick Gomez (Wrecker), Justin Eaton (Thunderball), David Pasques (Craig Hollis / Mr. Immortal), Nathan Hurd (Man-Bull), Joseph Castillo Midyett (El Águila), Terrence Clowe (Saracen), Jordan Aaron Ford (Porcupine), Will Deusner (Skaar), Brian T. Delaney (voz de K.E.V.I.N.). Guionistas: Jessica Gao, Francesca Gailes y Jacqueline J. Gailes, Melissa Hunter, Dana Schwartz, Kara Brown, Zeb Wells, Cody Ziglar. Basado en personajes creados y situaciones desarrolladas por Stan Lee, John Buscema, John Byrne, Dan Slott, Juan Bobillo, Paul Pelletier, Charles Soule, Javier Pulido, Jack Kirby y Bill Everett, entre otros, para Marvel Comics. Desarrolladora televisiva: Jessica Gao. Productores: Kevin Feige y Victoria Alonso, entre otros. Marvel Studios. EE.UU., 2022. Estreno en la Argentina: disponible en Disney+ desde el 17 de agosto de 2022.


De no ser por el último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de héroes (She-Hulk: Attorney at Law) sería una serie bastante lograda, con un buen equilibrio entre la acción superheroica y la comedia de enredos, una especie de cruza entre el Hombre-Araña y Sex and the City. En el papel principal, Tatiana Maslany se muestra cómoda, sacándole jugo a ese nudo de frustrantes tensiones que define la vida cotidiana de Jennifer Walters, antes y después de infectarse con la sangre de su primo Bruce Banner y convertirse en She-Hulk. Todo lo que se le niega (aparentemente) a Jennifer se le concede (bastante fácil) a su otro yo gigante y esmeralda. En lo personal y lo profesional, en lo público y lo privado, en lo familiar y lo social. Interesante juego dialéctico que el programa aprovecha para discutir las miradas que hombres y mujeres echan sobre el moderno universo feminista, haciendo especial hincapié en el debate alrededor del cuerpo femenino. Sin salirse del marco esperado (y esperable) que estipula la actual corrección política neo-conservadora.


De no ser por el último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de héroes sería una correcta y previsible expansión del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). Pensado y ejecutado al milímetro para el deleite de los fans más acérrimos de la Casa de las Ideas, el programa abunda en el fan service retroactivo y proactivo. La incorporación formal del Daredevil de Netflix después de las previas vistas en Spider-Man: Sin camino a casa y Hawkeye, anticipando lo que podría llegar a ser la serie Daredevil Born Again. El recupero concreto de la Abominación a cargo de Tim Roth (entre lo mejor del show), validando los contenidos de la película El increíble Hulk (2008). Y el anuncio del próximo armado familiar del Gigante Verde: World War Hulk, con la muestra gratis (innecesaria e intrascendente) de Skaar, el hijo extraterrestre de Bruce Banner. Todo ello sin contar el desfile de esos adorables villanos de cuarta, hechos para lucir el genial capítulo de la terapia grupal.


Pero gracias al último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de héroes eleva el nivel hasta llegar a consagrarse como una de las mejores historias contadas por el UCM, en cine y en TV. Para mí, al menos, gracias al abordaje metanarrativo que tanto jugo le dio a John Byrne en el cómic. La serie ya había roto la cuarta pared desde el inicio, a lo House of Cards, con Jennifer Walters interactuando en plan jocoso con los espectadores. Y sobre el cierre se anima a ir más allá, mucho más allá, logrando un traspaso fenomenal de la premisa y, al mismo tiempo, ponerse a reflexionar sobre la tensión creativa-comercial que late en el corazón de la industria audiovisual. No voy a decir más para no spoilear nada a quien todavía no la haya visto. Sólo que me pareció tan sorprendente como perfecto. Si me preguntan a mí, uno de los caminos por el que tendría que avanzar el UCM.
Fernando Ariel García

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