martes, 18 de octubre de 2022

ÁMSTERDAM: MENOR QUE LA SUMATORIA DE LAS PARTES

Ámsterdam. Director: David O. Russell. Protagonistas: Christian Bale, Margot Robbie, John David Washington, Chris Rock, Anya Taylor-Joy, Zoe Saldaña, Mike Myers, Michael Shannon, Timothy Olyphant, Andrea Riseborough, Taylor Swift, Matthias Schoenaerts y Alessandro Nivola, con Rami Malek y Robert De Niro. Guionista: David O. Russell. Regency Enterprises / New Regency / DreamCrew / Keep Your Head / Corazón Hayagriva. EE.UU. / Canadá, 2022. Estreno en la Argentina: 6 de octubre de 2022.


A priori, Ámsterdam (Amsterdam) tiene todo lo que se supone debe tener una película que será una gran película. Una (muy) buena idea, un reparto realmente espectacular (está De Niro, no jodamos), una producción de la hostia; una estética hipnótica, la mezcla de ficción y hechos verídicos; y la promesa de un balanceado maridaje entre el thriller político, la comedia de enredos, el melodrama romántico y la sátira social. ¿Por qué, entonces, el resultado final ni siquiera llega al de un fiasco entretenido? Principalmente, porque la fusión tan mentada no funciona. Las cosas no fluyen naturalmente entre los géneros; y aunque los actores y los técnicos se pelan el tujes para llegar a buen puerto, la película naufraga a poco de zarpar.


Mucho tiene que ver, supongo, el director: David O. Russell. Un tipo calificado de ególatra iconoclasta y caprichoso, incapaz de sostener el interés por la narrativa que intenta construir. No lo ayuda el hecho de que la trama de mayor peso, relacionada con el auge del fascismo que se venía dando, internacionalmente, en los años de entreguerra en que transcurre el film, sea una conspiración que se ve venir a paso redoblado desde que se la insinúa argumentalmente. Ni que los saltos espacio-temporales entre la Ámsterdam del título y los EE.UU. del complot, estén atados con alambres y metidos con fórceps.


Por partes, Ámsterdam funciona mucho mejor. Podría haber sido un policial negro de época, con un crimen político que hunde los pies en el barro del espionaje. Un drama romántico cuasi-victoriano, con una pareja de tres que nace en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y florece en la libertad de la Europa entregada al exorcismo del horror a través de los excesos artísticos, amorosos y surrealistas. El retrato deforme de una alta sociedad excéntrica y (multi)millonaria, tóxica e inmoral, carcomida por la ambición desmedida y capaces de todo por adueñarse de todo y un poco más. La misma ambición que, lamentablemente, pareciera haber movido a Russell detrás de cámara. Apostando a todo o nada, esta vez le salió nada. O un todo mucho menor que la sumatoria de sus partes.   
Fernando Ariel García

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