Annie. Director: Will Gluck. Protagonistas: Jamie Foxx, Quvenzhané Wallis, Cameron Diaz (Hannigan), Rose Byrne y Bobby Cannavale, entre otros. Participación especial de Michael J. Fox, como él mismo. Guionistas: Will Gluck y Aline Brosh McKenna, en base a la historieta Little Orphan Annie, de Harold Gray; y la comedia musical Annie, de Thomas Meehan. Marcy Media / Olive Bridge Entertainment / Overbrook Entertainment / Sony Pictures Entertainment / Village Roadshow Pictures. EE.UU., 2014.
Una porquería. Sincerémonos de entrada, que a este tanque hollywoodense ni mella le hará esta crítica desinteresada. Es cierto que no me gustan los musicales; y que la historieta original me sigue pareciendo tan sobrevaluada como rancia en su patetismo conservador, telenovelero y lacrimoso. Es un clásico del noveno arte, estamos de acuerdo, pero nació vieja, sigue vieja y (supongo) morirá vieja, aunque la pequeña huerfanita Annie se mantenga siempre por debajo de la pubertad. Y este modelo cinematográfico 2014 respeta esas premisas grabadas a fuego en el cómic y reproducidas en el musical de Broadway que se hizo película (y por John Huston, me quiero matar!!!!) y remake televisiva y qué se yo cuántas cosas más.
Una porquería. Y si era realmente innecesario este insufrible rehecho, más innecesario y gratuito se me antoja el cambio racial de los protagonistas principales, Annie y Will Stacks (nuevo nombre para el viejo Oliver “Daddy” Warbucks, dicho sea de paso), aquí protagonizados por las estrellas de color Quvenzhané Wallis y Jamie Foxx, respectivamente; sobre todo porque esta radical modificación no le agrega ninguna dimensión nueva a la historia y reduce el aporte de la cultura afroamericana a unas notas de Rythm & Blues.
Una porquería. Fábula menemista de niños pobres con alegría, adultos millonarios con tristeza y rubias malas que en el fondo (muy en el fondo) son más buenas que el pan (y están tan buenas como Cameron Diaz, porque se trata de Cameron Diaz). Semejante mamotreto sentimentaloide nunca busca despegar de la consabida historia de superación personal y redención ética de los ricachones que viene arrancando lágrimas y mocos desde la Gran Depresión.
Una porquería, esta Annie (2014) resulta demasiado sobreactuada, demasiado predecible, demasiado caricaturesca, demasiado acaramelada, demasiado pasada de moda, demasiado falsa y demasiado cantada (al menos, para mi gusto).
Una porquería, por si no quedó claro.
Fernando Ariel García
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