miércoles, 19 de noviembre de 2014

LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO (PARTE 1): MENTIRA LA VERDAD

Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte 1). Director: Francis Lawrence. Protagonistas: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Jena Malone, Sam Claflin, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Jeffrey Wright, Philip Seymour Hoffman, Donald Sutherland, Julianne Moore y Stanley Tucci, entre otros. Guionistas: Peter Craig, Danny Strong, Suzanne Collins, en base a la homónima novela de Suzanne Collins. Canción de títulos finales: Yellow Flicker Beat, interpretada por Lorde. Color Force / Lionsgate. EE.UU., 2014. 

El que avisa no traiciona ni engaña. Llegué a la función privada de Los Juegos del Hambre: Sinsajo - parte 1 (The Hunger Games: Mockingjay - Part 1, 2014) sin haber leído ninguno de los libros de la trilogía y sin haber visto ninguna de las dos películas anteriores. No representó un gran problema (creo) porque lo principal es vuelto a decir por el propio filme de manera bastante explícita; y el resto (me parece) es demasiado fácil de adivinar. En un distópico futuro post-apocalíptico, los antiguos EE.UU. se han convertido en el país de Panem (por eso del panem et circenses –pan y circo- instituido en la Antigua Roma), cuyos 12 paupérrimos distritos son gobernados con totalitaria mano de hierro por el Presidente Snow (Donald Sutherland, una pata de lo mejor que, actoralmente hablando, tiene para exhibir Sinsajo). Y a pesar de la disparidad de fuerzas, en el subterráneo distrito 13 se está cocinando la revolución que eclosionará con todas sus fuerzas en la segunda parte de esta última entrega de la saga.


Saga que, no es ninguna novedad, está dirigida principalmente (pero no exclusivamente) al público adolescente. En lo que atañe a los infanto-juveniles, la trama se apega a todos los clichés exitosamente explotados; y opera descaradamente sobre las principales pulsiones púberes. Pensando en el público femenino, continúa desarrollando una historia de amores trágicos, poniendo permanentemente a prueba la fortaleza del lazo físico y emocional que une a la/s pareja/s. Para los varoncitos, eyecta una salva de 21 cañonazos de pura testosterona, estructurando arcaicos prototipos de masculinidad en explosiones de violencia furibunda y medidos efectos especiales. A ambos segmentos del mercado, les construye la posibilidad real de cambiar el fracasado mundo de los adultos por uno hecho a imagen y semejanza de sus deseos, miedos y ambiciones.


Lo más interesante de Sinsajo, para mí, está puesto en los soportes de la adocenada aventura adolescente. Y tiene que ver con el proceso de construcción de la juvenil protagonista, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), en el Sinsajo del título, que no es otra cosa que el símbolo guerrero que la presidenta del distrito 13, Alma Coin (Julianne Moore), necesita para seguir siendo lo que es, Jefa de la Revolución en marcha. Esta descarnada acción de marketing, que no es otra cosa que la utilización amoral de una persona por una causa política que justifica los medios que utiliza con la nobleza del fin que persigue, está a cargo de Plutarch Heavensbee (el enorme Philip Seymour Hoffman, la otra pata de lo mejor que, actoralmente hablando, tiene para exhibir Sinsajo), mano derecha de Coin.


La construcción del símbolo pone en evidencia la manipulación intencionada de la realidad, el proceso de instalación de supuestos absolutos en coyunturas tan ambiguas como extremas. Cruel refinamiento del ejercicio del poder, este Sinsajo inventado en laboratorio porta en su adn la cuota de autenticidad que necesita toda estafa para instalarse exitosamente. Queda para la segunda parte el saber quién triunfará al final: La verdad o la mentira. Y si es cierto eso de que en toda guerra la primera víctima es la verdad, estamos algo complicados. 
Fernando Ariel García

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