Charlie
Hebdo
Nº 1694. Autores: Gérard Biar, Biche, Coco, Antonio Fischetti,
Foolz, Yannick Haenel, Philippe
Lançon,
Luce Lapin, Fabrice Nicolino, Lorraine Redaud, Coline Renault, Riss,
Salch, Inna Shevchenko, Yovan Simovic, Philippe Vuillemin y Zorro,
entre otros. Director
y portadista: Riss. Les éditions Rotative. Francia, 7 de enero de
2025.
Indestructible.
Así se autopercibe el semanario Charlie Hebdo, diez años después
del atentado terrorista que asesinó a doce personas (ocho
pertenecientes al staff de la revista) e imprimió la frase “Yo soy
Charlie” en el inconsciente colectivo del mundo entero. Tal vez
porque en medio de esta avanzada internacional contra los valores
democráticos, el medio periodístico redobla su apuesta humorística
en defensa de la “Libertad de Caricaturización”, personal
sinónimo para referirse a la Libertad de Expresión en todas sus
formas. Incluida la sátira, razón de ser de este equivalente galo a
nuestra entrañable Humor (en una asociación tan rápida como
incompleta).
La
radicalización sigue estando en el adn del equipo creativo. Se
entiende (y se agradece) que no renuncien a su identidad, porque es
la única forma de sobrevivir a la historia que les tocó
protagonizar antes de animarse a representarla desde el dolor, el
pensamiento crítico y la risa; y después de convertirse en símbolo
de resiliencia para quienes enfrentan la censura, la represión, el
avasallamiento de los derechos conquistados. Considerarlos guardianes
de la Democracia puede sonar demasiado grandilocuente y pretencioso,
porque esa (creo) es una responsabilidad indelegable de los pueblos.
Pero me animo a definirlos como una bocanada de aire puro, una de las
voces necesarias para agitar las banderas de la libertad de
conciencia y elección, ante tanto oscurantista suelto por ahí.
Fernando
Ariel García
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