Absolute
Wonder Woman Nº 1. Guionista: Kelly Thompson. Artista y portadista:
Hayden Sherman. Colorista: Jordie Bellaire. Letrista: Becca Carey.
Editor: Chris Conroy. DC Comics. EE.UU., diciembre de 2024.
Segunda
entrega del remasterizado Universo DC. Y si el Absolute Batman de
ayer me pareció bueno, este debut de Absolute Wonder Woman le pasa
el trapo y lo deja así de chiquito. No por falencias del
murciélago, sí por los logros de la Princesa Amazona. A la hora de
barajar y dar de nuevo, Thompson y Sherman no se andan con chiquitas
y van al hueso. Spoileo sólo una puntita: Diana ya no viene de Isla
Paraíso, sino directamente del Infierno. De ahí en más, con ritmo,
acción, misterio y fluidez entre el tiempo presente y el flash-back,
todo lo previamente conocido pasa a estar resignificado de manera contundente. Y el combo me resultó realmente explosivo.
El
tema de la identidad vuelve a estar en el centro del relato. Y además
de la lectura superheroica y mitológica que la revista promueve,
encuentro también una poética representación de la lucha contra el
violento sometimiento patriarcal que la mujer arrastra desde el
principio de los tiempos, en la ficción y en la realidad. Si bien
las escenas de acción abruman con la vibrante resolución narrativa
de esta desigual guerra entre dioses y humanos, es la íntima
secuencia del diálogo sobre el quiebre de la prohibición del mandato machista la que define, para mí, la
estatura de este cómic. Aplausos para la tarea titánica lograda por
Sherman y Bellaire. Lo que hacen con la línea y el color, tiene un
sólo nombre: Arte en estado puro.
Fernando
Ariel García
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