jueves, 10 de julio de 2025

SUPERMAN: VOLVER A CREER

Superman. Director: James Gunn. Protagonistas: David Corenswet (Clark Kent / Superman), Rachel Brosnahan (Lois Lane), Nicholas Hoult (Lex Luthor), Jolene (Krypto), Skyler Gisondo (Jimmy Olsen), Wendell Pierce (Perry White), Nathan Fillion (Guy Gardner / Linterna Verde), Isabela Merced (Hawkgirl), Edi Gathegi (Michael Holt / Mr. Terrific), Anthony Carrigan (Rex Mason / Metamorpho), María Gabriela de Faría (Angela Spica / La Ingeniera), Pruitt Taylor Vince (Jonathan Kent), Neva Howell (Martha Kent), Mikaela Hoover (Cat Grant), Alan Tudyck (voz del robot de Superman Nº4), Beck Bennett (Steve Lombard), Sara Sampaio (Eve Teschmacher), Terence Rosemore (Otis) y Frank Grillo (Rick Flag Sr.). Participación especial de Bradley Cooper (Jor-El), Angela Sarafyan (Lara), Sean Gunn (Maxwell Lord), Grace Chan, Michael Rooker, Pom Klementieff y Jennifer Holland (voz de los robots de Superman), Michael Rosenbaum (voz de un Raptor de Lex Luthor) y Will Reeve (periodista). Guionista: James Gunn. Basado en personajes y situaciones de los cómics de DC. DC Studios / Troll Court Entertainment / Safran Company. EE.UU., 2025. Estreno en la Argentina: 10 de julio de 2025.


Que si aparece tal o cual personaje. Que si este actor o aquel otro hacen un cameo. Cuestiones que el Superman de James Gunn le contestará a cada espectador cuando la vea. Lo que a mí me pasó durante las dos horitas largas que dura la película, tiene que ver con el placer de reencontrarme con un Hombre de Acero luminoso, diáfano, inocentón y tan esperanzado como esperanzador. Sin esa pátina de dramatismo existencial agotador, que tan bien le va a Batman.


Este Superman modelo 2025 tiene en su ADN mucho del de Christopher Reeve, que para mi seguirá siendo la versión más acabada del personaje. Suena la música, por supuesto, y uno ya está en ese tono de pertenencia que se necesita para no cuestionar nada de lo que va a pasar en la pantalla. Básicamente, la puesta en valor del sentido de maravilla, desparpajo, asombro y noble bizarría que caracterizó a la Edad de Plata de los cómics de superhéroes. Lógica y necesariamente aggiornado bajo el paraguas canónico del relanzamiento de John Byrne a mediados de los ‘80 y la última relectura de Grant Morrison.


Altamente disfrutable, con un Krypto que se come la película de punta a punta, este Superman es un tren que va más rápido que una bala; y más de una vez amenaza con descarrilar. Si no lo hace (no lo hizo para mí) es porque uno ya está canchero en el tránsito de esos climas, atmósferas e identidad narrativa. Si no se trae tanta información previa, el film pareciera que arranca por la mitad, con un buen número de cuestiones asumidas de antemano que pueden terminar generando algún tipo de ruido.


Más allá de todo esto, me parece innegable que Gunn entiende a la perfección el Superman que inaugura el nuevo universo cinematográfico de DC. Un alienígena que se autopercibe como humano gracias a la crianza de sus padres adoptivos, porque tiene claro que las relaciones interpersonales no están determinadas por los lazos sanguíneos. Un inmigrante ilegal que lucha por los derechos de las personas, inmerso en una batalla cultural y simbólica contra Lex Luthor, megaempresario manipulador, concentrador de riquezas y promotor de políticas de odio, mezcla de Donald Trump, Elon Musk y Santiago Caputo. Un superhéroe con un pie flotando sobre la fantasía más liberadora; y el otro firmemente apoyado en la coyuntura global. Un relato que mira de lleno al futuro, incorporando lo mejor que la tradición tiene para ofrecer (personificado en las participaciones especiales de Will Reeve, hijo de Christopher Reeve; y Michael Rosenbaum, el Lex Luthor de la serie Smallville). Una fiesta, que a mí me hizo volver a creer que el hombre puede volar.
Fernando Ariel García

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