Superman.
Director: James Gunn. Protagonistas: David Corenswet (Clark Kent /
Superman), Rachel Brosnahan (Lois Lane), Nicholas Hoult (Lex Luthor),
Jolene (Krypto), Skyler Gisondo (Jimmy Olsen), Wendell Pierce (Perry
White), Nathan Fillion (Guy Gardner / Linterna Verde), Isabela Merced
(Hawkgirl), Edi Gathegi (Michael Holt / Mr. Terrific), Anthony
Carrigan (Rex Mason / Metamorpho), María Gabriela de Faría (Angela
Spica / La Ingeniera), Pruitt Taylor Vince (Jonathan Kent), Neva
Howell (Martha Kent), Mikaela Hoover (Cat Grant), Alan Tudyck (voz
del robot de Superman Nº4), Beck Bennett (Steve Lombard), Sara
Sampaio (Eve Teschmacher), Terence Rosemore (Otis) y Frank Grillo
(Rick Flag Sr.). Participación especial de Bradley Cooper (Jor-El),
Angela Sarafyan (Lara), Sean Gunn (Maxwell Lord), Grace Chan, Michael
Rooker, Pom Klementieff y Jennifer Holland (voz de los robots de
Superman), Michael Rosenbaum (voz de un Raptor de Lex Luthor) y Will
Reeve (periodista). Guionista: James Gunn. Basado en personajes y
situaciones de los cómics de DC. DC Studios / Troll Court
Entertainment / Safran Company. EE.UU., 2025. Estreno en la
Argentina: 10 de julio de 2025.
Que
si aparece tal o cual personaje. Que si este actor o aquel otro hacen
un cameo. Cuestiones que el Superman de James Gunn le contestará a
cada espectador cuando la vea. Lo que a mí me pasó durante las dos
horitas largas que dura la película, tiene que ver con el placer de
reencontrarme con un Hombre de Acero luminoso, diáfano, inocentón y
tan esperanzado como esperanzador. Sin esa pátina de dramatismo
existencial agotador, que tan bien le va a Batman.
Este
Superman modelo 2025 tiene en su ADN mucho del de Christopher Reeve,
que para mi seguirá siendo la versión más acabada del personaje.
Suena la música, por supuesto, y uno ya está en ese tono de
pertenencia que se necesita para no cuestionar nada de lo que va a
pasar en la pantalla. Básicamente, la puesta en valor del sentido de
maravilla, desparpajo, asombro y noble bizarría que caracterizó a
la Edad de Plata de los cómics de superhéroes. Lógica y
necesariamente aggiornado bajo el paraguas canónico del
relanzamiento de John Byrne a mediados de los ‘80 y la última
relectura de Grant Morrison.
Altamente
disfrutable, con un Krypto que se come la película de punta a punta,
este Superman es un tren que va más rápido que una bala; y más de
una vez amenaza con descarrilar. Si no lo hace (no lo hizo para mí)
es porque uno ya está canchero en el tránsito de esos climas,
atmósferas e identidad narrativa. Si no se trae tanta información
previa, el film pareciera que arranca por la mitad, con un buen
número de cuestiones asumidas de antemano que pueden terminar
generando algún tipo de ruido.
Más
allá de todo esto, me parece innegable que Gunn entiende a la
perfección el Superman que inaugura el nuevo universo
cinematográfico de DC. Un alienígena que se autopercibe como humano
gracias a la crianza de sus padres adoptivos, porque tiene claro que
las relaciones interpersonales no están determinadas por los lazos
sanguíneos. Un inmigrante ilegal que lucha por los derechos de las
personas, inmerso en una batalla cultural y simbólica contra Lex Luthor, megaempresario manipulador, concentrador de riquezas y promotor de políticas de
odio, mezcla de Donald Trump, Elon Musk y Santiago Caputo.
Un superhéroe con un pie flotando sobre la fantasía más
liberadora; y el otro firmemente apoyado en la coyuntura global. Un
relato que mira de lleno al futuro, incorporando lo mejor que la
tradición tiene para ofrecer (personificado en las participaciones
especiales de Will Reeve, hijo de Christopher Reeve; y Michael
Rosenbaum, el Lex Luthor de la serie Smallville). Una fiesta, que a
mí me hizo volver a creer que el hombre puede volar.
Fernando
Ariel García
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