lunes, 12 de agosto de 2024

INTENSA MENTE 2: NEUROCIENCIAS ANIMADAS DE AYER Y HOY

Intensa Mente 2. Director: Kelsey Mann. Voces (en inglés): Amy Poehler (Alegría), Phyllis Smith (Tristeza), Lewis Black (Furia), Liza Lapira (Desagrado), Tony Hale (Temor), Maya Hawke (Ansiedad), Ayo Edebiri (Envidia), Adèle Exarchopoulos (Ennui), Paul Walter Hauser (Vergüenza), Kensington Tallman (Riley Andersen), Lilimar (Valentina “Val” Ortiz), Grace Lu (Grace Hsieh), Sumayyah Nuriddin-Green (Breonna “Bree” Young), Diane Lane (Jill Andersen), Kyle MacLaclan (Bill Andersen), Yvette Nicole Brown (entrenadora Roberts), Ron Funches (Bloofy), James Austin Johnson (Bolsi), Yong Yea (Lance Slashblade), Steve Purcell (Secreto Oscuro) y June Squibb (Nostalgia), entre otros. Voces (en castellano): Cristina Hernández (Alegría), Kerygma Flore (Tristeza), Jaime Vega (Furia), Erika Ugalde (Desagrado), Moisés Iván Mora (Temor), María José Guerrero (Ansiedad), Nycolle González (Envidia), Edurne Keel (Ennui), Luis Leonardo Suárez (Vergüenza), Pamela Mendoza (Riley Andersen), Zoe Ivanna Mora (Valentina “Val” Ortiz), Regina Ruiz Carrillo (Grace Hsieh), Danna Alcalá (Breonna “Bree” Young), Graciela Gámez (Jill Andersen), Moisés Palacios (Bill Andersen), Erica Edwards (entrenadora Roberts), Héctor Gómez Gil (Bloofy), Emmanuel Bernal (Bolsi), Alejandro Orozco Antúnez (Lance Slashblade), Ricardo Tejedo (Secreto Oscuro) y Diana Santos (Nostalgia), entre otros. Guionistas: Meg LeFauve y Dave Holstein, sobre una idea de Kelsey Mann y Meg LeFauve. Basado en personajes y situaciones creados por Pete Docter y Ronnie del Carmen para el film Intensa Mente (2015). Pixar Animation Studios. EE.UU., 2024. Estreno en la Argentina: 13 de junio de 2024.


Hemos tenido que esperar casi una década para conocer Intensa Mente 2 (Inside Out 2) y el mismo lapso temporal ha pasado para todos los personajes de la entrañable saga animada que acompaña el creciente interés del público en la neurociencia. La que más sufre este paso del tiempo es Riley Andersen, aquella niña dominada por las emociones primarias que, ahora mismo, potencia su montaña rusa sensorial por estar atravesando el estado de contradicción permanente conocido como pubertad.


Sin alcanzar el nivel de la primera parte, la secuela mantiene el nivel técnico de su predecesora (algo obvio a esta altura del partido) y fusiona muy bien los tránsitos entre el drama y la comedia. Si bien el nudo argumental pasa por la lucha entre Alegría y la recién llegada Ansiedad por el dominio del estado anímico de Riley en el fin de su niñez, queda claro de entrada que el único resultado posible (y viable) para la psiquis adolescente es el acuerdo entre las partes y no la negación de cualquiera de ellas.


En ese sentido, el derrotero hacia el final cantado de antemano es vital. Y la película lo lleva de manera inteligente, sensible, empática y entretenida, poniendo en inmenso valor a emociones con mala prensa como Tristeza y Vergüenza, indispensables para mantener el precario equilibrio entre sentimientos, pensamientos y acciones. La negociación entre los intereses de la infancia y los atractivos del mundo adulto que empiezan a perfilarse frente a Riley serán bruscos, espasmódicos, injustificados y hasta violentamente dañinos, pero nadie dijo que atravesar tantos cambios estructurales, fisiológicos y funcionales (que de eso se trata crecer, no?) fuera una tarea sencilla e indolora. Para hijos y para padres por igual.


Tuve la suerte de ver la película con mi hija adolescente, para quien Riley funcionó como una especie de espejo. Y por lo que hablamos después, entre las risas y el llanto que la dominaron durante el metraje, supo encontrar herramientas nuevas para leer su presente y poner en justa perspectiva alguna que otra situación que debe resolver para construir su nuevo y cada vez más autónomo Yo. Algo que se agradece en las siempre complejas coyunturas de cambio paradigmático. Sin importar cuánto tengamos que esperar para la tercera parte, nuestro pedido es que le den más protagonismo a Nostalgia y al Secreto Oscuro. Se lo merecen. Nos lo merecemos.
Fernando Ariel García

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