Avatar: La
leyenda de Aang. Directores: Michael Goi, Roseanne Liang, Jabbar Raisani, Jet
Wilkinson. Protagonistas: Gordon Cornier (Avatar Aang), Kiawentiio (Katara),
Ian Ousley (Sokka), Dallas Liu (príncipe Zuko), Paul Sun-Hyung Lee (Iroh), Ken
Leung (comandante Zhao), Daniel Dae Kim (Ozai, Señor del Fuego) y Elizabeth Yu
(princesa Azula): Participación especial de Maria Zhang (Suki), Lim Kay Siu
(Gyatso), A. Martínez (Pakku), Amber Midthunder (princesa Yue), Yvonne Chapman
(Avatar Kyoshi), C.S. Lee (Avatar Roku), Meegwn Fairbrother (Avatar Kuruk),
Uktarsh Ambudkar (Rey Bumi), Sebastian Amoruso (Jet) y George Takei (voz de
Koh, el ladrón de rostros), entre otros. Guionistas: Albert Kim, Michael Dante
DiMartino, Brian Konietzko, Joshua Hale Fialkov, Christine Boylan, Keely Mac
Donald, Gabriel Llanas, Ubah Mohamed, Emily Kim, Hunter Ries, Audrey Wong
Kennedy. Basado en personajes y situaciones creados por Michael Dante DiMartino
y Brian Konietzko para el dibujo animado Avatar: The Last Airbender (2005).
Desarrollador: Albert Kim. Albert Kim Pictures / Rideback / Nickelodeon
Productions. EE.UU., 2024. Estreno en la Argentina: Disponible en Netflix desde
el 22 de febrero.
Si sos
fanático del dibujo animado original de Nickelodeon, esta serie es para vos. No
sólo por el casting perfecto, sino porque logra dar vida concreta y simbólica a
ese mundo entramado mediante referencias múltiples e imbricadas a las artes,
filosofías, mitologías y cosmogonías chinas, del sudeste asiático, esquimales,
siberianas y de los pueblos originarios de los EE.UU., sin restarle veracidad
ni profundidad al abordaje.
Si no sabés
de qué estoy hablando, o pensás que el único universo Avatar es el plasmado en
pantalla grande por James Cameron, esta serie también es para vos. Sobre todo
porque aúna la estética animé con la espectacularidad visual del moderno cine
de artes marciales y un puñado de temáticas tan serias y actuales como para
abordarlas desde el género fantástico con toques de comedia. Genocidio,
imperialismo, totalitarismo, adoctrinamiento de masas, terrorismo, revueltas
sociales, feminismo e inclusión igualitaria de las minorías, abriendo diálogos
entre el pensamiento conservador de los adultos y la postura rupturista y
abierta de las generaciones más jóvenes y tanto (o más) comprometidas.
Los ocho
episodios de esta primera temporada de Avatar: La leyenda de Aang (Avatar: The
Last Airbender) dejan en claro que hay una guerra por el dominio de esa tierra dividida
en cuatro naciones ligadas, cada una de ellas, al control de un elemento de la
Naturaleza: Aire, Agua, Tierra y Fuego. Y también estipula que la única
garantía de paz descansa en la figura mítica y todopoderosa del Avatar, único
ser con la capacidad de dominar los cuatro elementos. Pero claro, ¿qué puede
pasar cuando semejante responsabilidad recae en un bonachón chico de 12 años,
que deberá aprender a comportarse como Avatar cuando su entrenamiento primario
no está ni siquiera avanzado?
La respuesta
vendrá a través del autoconocimiento y la forja de una amistad entrañable con
el grupo de adolescentes encargados de salvar al mundo. Pero lo más interesante
(para mí, al menos) viene dado por el camino espiritual que esta epopeya
multiétnica pone en primerísimo primer plano. Para frenar tanta barbarie, la
serie propone una toma consciente de nuestro sentido de la existencia,
apostando a una (re)conexión con lo esencial y trascendente del ser humano: El
amor, la compasión y la empatía. Un proceso individual que el poder del Avatar
podría convertir en un fenómeno colectivo primero, y en un estado permanente
después. ¿Falta mucho para la segunda temporada?
Fernando Ariel García
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