Pequeña flor - Petite fleur.
Director: Santiago Mitre. Protagonistas: Daniel Hendler, Vimala Pons, Melvil
Poupaud, Sergi López y Françoise Lebrun, entre otros. Participación especial de
Hervé Vilard. Guionistas: Santiago Mitre y Mariano Llinás, basado en la novela Pequeña
flor (2015) de Iosi Havilio. Historietista: Mathieu Burniat. Francia /
Argentina / España / Bélgica, 2022. Maneki Films / La Unión de los Ríos / Panache
Productions / La Compagnie Cinématographique / Setembro Cine / Logical Pictures
/ Auvergne-Rhône-Alpes Cinéma / Proximus. Estreno en la Argentina: 23 de junio
de 2022.
José (Daniel Hendler) es un historietista argentino
radicado en Francia. Ha tenido su momento de gloria, pero ahora está
desempleado. No domina el idioma, vive en un barrio chato de una ciudad muy
poco atractiva; y todo eso empieza a repercutir en su relación amorosa con Lucie
(Vimala Pons), su pareja francesa con la que acaba de tener una hija. El
fracaso, la angustia, la envidia y los celos, son algunos de los factores que comienzan
a perfilar la crisis de pareja que crece como bola de nieve. Y cuando todo empieza
a rodar barranca abajo, José parece encontrar en el jazz (la delicada y
deliciosa Petite fleur de Sydney Bachet) y el asesinato ritual, truculento y
repetido de su vecino dandy (Melvil Poupaud), que no se resiste a morir pero se
empecina en resucitar de manera misteriosa, el camino que le permita salvar su
matrimonio.
Basada en la novela homónima de Iosi Havilio,
esta Pequeña flor de Santiago Mitre es, sobre todas las cosas, una historia de
amor entrañable y algo desesperada. Contada, minuciosa y obsesivamente, bajo el
paraguas narrativo de la comedia urbana tan fantástica como surrealista.
Salpicada (¿de sangre?, por supuesto) del humor negro, la atmósfera onírica y las
búsquedas existencialistas que definieron al Teatro del Absurdo. Elementos que
le permiten crear una rigurosa lógica propia desde las márgenes del sinsentido,
cuestionando algunos comportamientos sociales y determinados lugares comunes
que se han venido entronizando como verdades inamovibles.
Un gran acierto del film es no perder el tiempo
intentando explicar lo inexplicable, centrándose directamente en los beneficios
que redundan de la concreción de los sueños y las expectativas que cargan los
personajes. En ese sentido, el “trío” que arman Hendler, Pons y Poupaud (más
alguna cosita que agrega Sergi López) funciona como metáfora gore y surrealista
de la nueva rutina que debe construir una pareja que debuta en la
paternidad; y de las herramientas y los mecanismos que validan para mantener
vigentes la intimidad, la atracción y el deseo.
Para el rubro comiquero, las historietas y
dibujos que se ven durante todo el metraje del film, fueron realizados por el
belga Mathieu Burniat, interesantísimo representante de la nueva camada
francobelga, dueño de un universo estético que merece ser descubierto. Y si sos fanático del pop francés más
sesentero, la versión rockstar de Hervé Vilard interpretando su himno, Capri
cést fini, garpa toda la película.
Fernando Ariel García
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