jueves, 11 de noviembre de 2021

EL RESCATE: TIROS, LÍOS Y COSHA GOLDA

El rescate. El día de la redención. Director: Hicham Hajji. Protagonistas: Gary Dourdan, Serinda Swan, Andy García, Brice Bexter, Ernie Hudson, Martin Donovan, Robert Knepper, Samy Naceri, Yassine Azzouz, Lilia Hajji y Brahim Rachiki, entre otros. Guionistas: Hicham Hajji, Lemore Syvan, Samy Chouia. Voltage Pictures / H Films / Buffalo 8 Productions. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 11 de noviembre de 2021.


El largo trayecto por un entorno árido, pesado y desierto que, de repente, desemboca en una pesadilla. La secuencia de los títulos iniciales de El rescate. El día de la redención (Redemption Day) viene como anillo al dedo a la hora de definir el balance final de este ambicioso film de Hicham Hajjii, primer marroquí/árabe en escribir, producir y dirigir un largometraje de Hollywood. Un logro más que interesante que, lamentablemente, queda totalmente deslucido por los pobrísimos resultados artísticos alcanzados.


El rescate es la típica película patriotera yanqui, protagonizada por un forzudo marine, héroe de la guerra de Siria, capaz de detener solito cualquier avanzada terrorista y justificar, de paso, la injerencia norteamericana en Medio Oriente. Cuna de gordos pozos petroleros cuyo manejo quieren asegurarse la CIA y las grandes empresas del sector, que a veces parecen ser lo mismo y otras veces lo son.


El negocio del crudo y su relación con la política exterior USA, por supuesto, dice presente en el argumento. Al igual que los sueños totalitarios de un grupo terrorista que quiere llamar la atención de Isis copiando sus modos violentos y brutales de acción, pero con un patetismo tragicómico que los hace lucir bastante ridículos y sobreactuados. En el medio, el marine heroico, traumado por sus vivencias bélicas, que deberá volver a la frontera entre Marruecos y Algeria si quiere rescatar con vida a su esposa.


Para ser un thriller de espionaje internacional, al film le falta suspenso, intriga y sorpresa. Para ser una bélica, le faltan combates creíbles y pathos existencial. Para ser una de acción, le falta (mucha) acción y le sobran testosterona y movimientos físicos espasmódicos. Para ser un drama familiar, le falta empatía y le sobran lágrimas de cocodrilo. Para ser cine industrial del bueno, debería sacarse de encima tanto cliché, tanto estereotipo berreta y tanto tópico transitado en exceso. Sin todo esto, claro, estaríamos hablando de otra película. O, al menos, de una película.
Fernando Ariel García

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