En su inglés original, la frase “¡Sangre
y Trueno!” (Blood and Thunder!) reconoce su origen como exclamación de esencia
bélica sin implicancias religiosas. Se supone que, ante un escenario de
inimaginable salvajismo y crueldad, dominado por el caos y el derramamiento de
sangre, en vez de exclamar “¡Dios mío!” los soldados bramaban un “¡Sangre y
Trueno!” para demostrar su grado de sorpresa, inconformismo, asco o cualquier
otro tipo de emoción violenta difícil de asimilar racionalmente. Con el paso
del tiempo, la frase quedó reducida a un cliché usado y abusado por los
escritores de melodramas históricos, tanto que en la Inglaterra del siglo XIX
ese tipo de narrativa pasó a ser denominada popularmente como “de sangre y
truenos”.
Alan Davis
En esa época, la dramaturgia
trágica de William Shakespeare quedó incluida bajo este paraguas normativo. Su
pertenencia (o no) sigue siendo materia de discusión en los centros más duros
de análisis literarios, pero lo cierto es que algunas de las características
básicas de las textos shakespeareanos encajan a la perfección en el aspecto no
racional que conjuga la frase. La representación alegórica de la condición
humana; cierto romanticismo decadente; el debate entre el peso del destino y la
posibilidad del libre albedrío; la fina línea que separa el bien del mal, la
vida de la muerte; y las redes internas que las comunican y conjugan; la
imperfección natural del Hombre, aunque vista ropas de seda y oro y habite en
los más lujosos castillos reales; el miedo parejo a lo terreno y a lo
sobrenatural.
Carmine Di Giandomenico
Con estos elementos, hace 50
años, Stan Lee y Jack Kirby crearon al más shakespereano de sus paladines superheroicos: The Mighty Thor, sabia fusión de la mitología nórdica con el
melodrama victoriano. Puente entre el mundo de los dioses y el mundo de los
hombres, siempre tironeado e incapaz de elegir por uno de ellos, el Dios del
Trueno terminó encarnando la ambivalencia esencial de la angustia
shakespereana, articulando el lenguaje grandilocuente con la ligereza del
género de pantimedias, uno de los pilares identitarios del formato que llegaría a
ser conocido como Estilo Marvel.
Alan Davis
Con estos mismos elementos, 50
años después, Matt Fraction y Kieron Gillen armaron la saga homenaje al
cincuentenario de Thor, Everything Burns (Todo arde), donde el fin del mundo
(literal y simbólico) debe decidirse en una guerra sin cuartel entre dioses
desbordados por sus emociones humanas. La lucha por el poder está siempre en el
centro, condimentada por amores y venganzas, lealtades y traiciones, promesas
hechas de cara al cielo y juramentos rotos a las sombras de los estandartes
derrumbados; y el eje de la relación familiar irremediablemente viciada por el sino
de la realeza. La síntesis perfecta de lo que debería ser una instancia
definitiva para Thor.
Alan Davis
Y si no lo es (que para mí no lo
es), se debe a un fundamental detalle ausente: El pathos shakespereano.
Estirada inútilmente para ocupar nueve revistas durante tres meses, la escala
mítica del argumento se ve irremediablemente diluida en marchas y contramarchas
que complican más de lo que suman. La conspiración pierde su interés, el
amontonamiento de ángeles, demonios, dioses, gigantes, guerreros y humanos
desdibuja su impacto. El único momento en que el drama se yergue por sobre la
capacidad de asombro del lector es cuando el británico Alan Davis se pone al
comando de la narración. Su dibujo (lo dije antes) sabe comunicar la noble
impronta de la realeza, es elegante y dinámico, poderoso a la hora de retratar
las características superhumanas de los protagonistas, respetuosamente
introspectivo al momento de definir con un par de líneas su interno tránsito
emocional. Davis resulta ser el dibujante justo para una épica que no está a su
altura. Una épica a la que le sobra sangre y truenos, pero le falta “¡Sangre y
Trueno!“
Fernando
Ariel García
The
Mighty Thor Nº 18 a 22. Argumento: Matt Fraction y Kieron
Gillen. Guiones: Matt Fraction. Dibujos: Alan Davis, Barry Kitson. Tintas: Mark
Farmer, Barry Kitson y Jay Leisten. Color: Javier Rodríguez, Will Quintana. Portadas:
Alan Davis, Pasqual Ferry y Frank D’Armata (regulares); Stephanie Hans, Simone
Bianchi y Simone Peruzzi (alternativas). Editora: Lauren Sankovitch. 32 páginas
a todo color. Marvel.
ISSN: 7-59606-07526-3. EE.UU., octubre a diciembre de 2012.
Journey Into Mystery
Nº 642 a 645. Argumento:
Matt Fraction y Kieron Gillen. Guiones: Matt Fraction y Kieron Gillen. Dibujos: Carmine Di
Giandomenico, Stephanie Hans. Tintas: Carmine Di Giandomenico, Stephanie Hans.
Color: Chris Sotomayor, Stephanie Hans. Portadas: Alan Davis (regulares) y Stephanie Hans (regular y alternativas).
Editora: Lauren Sankovitch. 32 páginas a todo color. Marvel. ISSN: 7-59606-05673-6. EE.UU., octubre a
diciembre de 2012.
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