Charlie
Hebdo Nº 1695. Autores: Jean-Loup Adénor, Gérard Biard, Biche,
Jean-Yves Camus, Coco, Yann Diener, Felix, Foolz, Yannick Haenel,
Juin, Edgar Lalande, Philippe
Lançon, Luce Lapin, Peter
Kuper, Fabrice Nicolino, Lorraine Redaud, Riss, Salch, Yovan Simovic,
Ann Telnaes, Philippe Vuillemin, Udine y Zorro, entre otros. Director
y portadista: Riss. Les éditions Rotative. Francia, 15 de enero de
2025.
Segundo
número al hilo de Charlie Hebdo al que le quería entrar con muchas
ganas, principalmente por su enfoque sobre la Argentina de Javier
Milei. Pensé que iba a estar un poco desactualizada, pero viéndola
bien se nota que mantiene su periscopio sobre la actualidad de manera
(casi) escalofriante. Bien pegadito al lado de los temas locales (el
caso Pelicot, la muerte de Le Pen) e internacionales (la franja de
Gaza, el incendio de Los Ángeles), la nota de tapa apunta sus dardos
sobre el apego de los nuevos gobiernos de ultraderecha a la
tecnología y los entornos digitales.
Giorgia Meloni y Elon Musk (dibujo de Felix)
La
revista se anima a definir a este maridaje como uno de los
“monstruos” que amenaza a la Democracia tal como la conocemos,
sintetizando en la figura de Elon Musk la sumatoria de todos esos
males. También pareciera reconocer en este fenómeno a uno de los
desafíos más importantes que enfrenta el sentido del humor que
cultivan semana tras semana. Una apuesta por lo visceral, lo
insolente y lo políticamente incorrecto, volcado a separar la paja
del trigo. Porque mirando esas páginas desde nuestra actual
coyuntura marcada por el criptogate, queda muy claro que el problema
no viene dado por la tecnología en sí, sino por los tecnócratas
millonarios que fogonean las doctrinas económicas que necesitan para
exponenciar su poder; y los funcionarios públicos que (como mínimo)
las promueven, difunden y aplican sin mensurar impactos ni
consecuencias en la población.
En
lo que refiere estrictamente a la Argentina, la nota de Edgar Lalande
(ilustrada por Foolz) aborda “la cruzada anticiencia de Javier
Milei”, cuyo brutal recorte presupuestario pareciera estar
destinado no sólo a terminar con el CONICET, sino a erradicar el
método científico y el pensamiento racional de nuestro país. Una
movida gubernamental que el autor equipara con la caza de brujas del
macartismo, por sus componentes arbitrarios e inquisitorios. El
terraplanismo de esta mirada gubernamental, sostiene, busca enfocar
el timón del barco hacia un destino de pobreza y seguir
retrotrayendo derechos fundamentales al erradicar la libertad de
ciencia, conciencia e investigación. Y así, claro, no hay Libertad
que avance.
Fernando
Ariel García
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