Vivir su vida. Director: Jean-Luc Godard.
Protagonistas: Anna Karina, Saddy Rebbot, André Labarthe, Guylaine
Schlumberger, Gérard Hoffman y Monique Messine, entre otros. Participación
especial de Brice Parain y Jean Ferrat. Guionista: Jean-Luc Godard, basado en
el libro La prostitution (1959) de Marcel Sacotte. Música: Michel Legrand.
Canción: Ma Môme, interpretada por Jean Ferrat. Les Films de la Pléiade / Pathé
Consortium Cinema. Francia, 1961. Estreno en la Argentina (versión
remasterizada): 14 de octubre de 2021.
Dicen los que saben que, al patentar el
movimiento cinematográfico que sería conocido como nouvelle vague (nueva ola),
los cineastas franceses François Truffaut, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette,
Éric Rohmer y Claude Chabrol tenían en mente el lenguaje realista que habían
admirado en las grandes obras del neorrealismo italiano. Principalmente, su
manera de abordar la condición humana de manera auténtica (no edulcorada) y
cuasi documental. Una opción por el desolado desgarro del alma, marcada siempre
por el devenir social de la clase trabajadora y la pequeña burguesía en épocas
de posguerra.
Este decálogo se cumple a rajatablas en Vivir
su vida (Vivre sa vie), tercer largometraje (y tercer clásico) de Jean-Luc
Godard, notablemente afianzado en su manejo de la experimentación narrativa en
base al movimiento de cámaras, la exasperante relación entre el sonido y el silencio;
y un discurso signado por la fragmentación de la continuidad entre planos.
Recursos formales que Godard utilizaba para exponer, de modo sumamente
verosímil, las vicisitudes morales de sus personajes. Evitando, siempre, la
tentación de caer en el facilismo de juzgar sus acciones o sus motivos.
En Vivir su vida sigue los pasos de Nana (Anna
Karina), joven que abandona a su esposo y a su hijo para intentar suerte
siguiendo su deseo de convertirse en actriz. Económicamente, el camino hacia su
sueño se le hará muy cuesta abajo; y el descenso a su infierno personal se nos
mostrará sin sentimentalismos ni golpes bajos. La prostitución aparece como
respuesta a sus necesidades; y el proxeneta que la comercializa nos dará una
clase práctica de las condiciones legales del negocio, desde los protocolos
sanitarios aplicados a la mercancía hasta la bestial deshumanización inherente a
la transacción humana.
Con citas permanentes al cine de Carl Theodor
Dreyer, Jean Renoir y Robert Bresson, la literatura de Montaigne, Charles
Baudelaire, Émile Zola y Edgar Allan Poe; y la filosofía de Brice Parain (que
se interpreta a sí mismo en una apasionante charla de café con Nana), Godard
habla de los límites del amor, el deseo, el lenguaje, los idealismos, la
comunicación, la impotencia, la alienación urbana, los consumos culturales, la
causalidad, la explotación del hombre por el hombre. Y lo hace recortando la
trama en doce episodios autoconclusivos e interconectados, representando estructuralmente
la fractura existencial que va descoyuntando a la protagonista, abstraída en estériles
racionalizaciones con las que intenta convencerse de que es libre.
A 60 años de su estreno, Vivir su vida mantiene
intacta la vigencia de su discurso y sus urgencias. Poder verla totalmente
remasterizada, como si hubiera sido filmada ayer, es un lujo. Tan doloroso como
necesario.
Fernando Ariel García
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