Intensa
Mente 2.
Director: Kelsey
Mann.
Voces
(en inglés): Amy
Poehler (Alegría), Phyllis Smith (Tristeza), Lewis Black (Furia),
Liza
Lapira (Desagrado), Tony Hale (Temor), Maya Hawke (Ansiedad), Ayo
Edebiri (Envidia), Adèle Exarchopoulos
(Ennui),
Paul Walter Hauser (Vergüenza), Kensington Tallman (Riley Andersen),
Lilimar (Valentina “Val” Ortiz), Grace Lu (Grace Hsieh), Sumayyah
Nuriddin-Green (Breonna “Bree” Young), Diane Lane (Jill
Andersen),
Kyle MacLaclan (Bill Andersen),
Yvette
Nicole Brown (entrenadora Roberts), Ron Funches (Bloofy), James
Austin Johnson (Bolsi), Yong Yea (Lance Slashblade), Steve
Purcell (Secreto Oscuro) y June Squibb (Nostalgia),
entre
otros.
Voces
(en castellano): Cristina
Hernández
(Alegría), Kerygma
Flore
(Tristeza), Jaime
Vega
(Furia), Erika
Ugalde
(Desagrado), Moisés
Iván Mora
(Temor), María
José Guerrero
(Ansiedad), Nycolle
González
(Envidia), Edurne
Keel (Ennui),
Luis
Leonardo Suárez
(Vergüenza), Pamela
Mendoza
(Riley Andersen), Zoe
Ivanna Mora (Valentina
“Val” Ortiz), Regina
Ruiz Carrillo
(Grace Hsieh), Danna
Alcalá
(Breonna “Bree” Young), Graciela
Gámez
(Jill Andersen),
Moisés
Palacios
(Bill Andersen),
Erica
Edwards
(entrenadora Roberts), Héctor
Gómez Gil
(Bloofy), Emmanuel
Bernal
(Bolsi), Alejandro
Orozco Antúnez
(Lance Slashblade), Ricardo
Tejedo
(Secreto Oscuro) y Diana
Santos
(Nostalgia), entre
otros.
Guionistas:
Meg
LeFauve y Dave Holstein, sobre una idea de Kelsey Mann y Meg LeFauve.
Basado en personajes y situaciones creados por Pete Docter y Ronnie
del Carmen para el film Intensa Mente (2015). Pixar Animation
Studios.
EE.UU., 2024.
Estreno en la Argentina: 13
de junio
de 2024.
Hemos
tenido que esperar casi una década para conocer
Intensa Mente 2 (Inside Out 2) y el mismo lapso temporal ha pasado
para todos los personajes de la entrañable saga animada que acompaña
el creciente interés del público en la neurociencia. La que más
sufre este paso del tiempo es Riley Andersen, aquella niña dominada
por las emociones primarias que, ahora mismo, potencia su montaña
rusa sensorial por estar atravesando el
estado de contradicción permanente conocido como
pubertad.
Sin
alcanzar el nivel de la primera parte, la secuela mantiene el
nivel técnico de su predecesora (algo obvio a esta altura del
partido) y fusiona muy bien los tránsitos entre el drama y la
comedia. Si
bien el nudo argumental pasa por la lucha entre Alegría y la recién
llegada Ansiedad por el dominio del estado anímico de Riley en el
fin de su niñez, queda claro de entrada que el único resultado
posible (y viable) para la psiquis adolescente es el acuerdo entre
las partes y no la negación de cualquiera de ellas.
En
ese sentido, el derrotero
hacia el final cantado de antemano es vital. Y la película lo lleva
de manera inteligente, sensible, empática y entretenida, poniendo
en inmenso valor a emociones con mala prensa como Tristeza y
Vergüenza, indispensables para mantener
el precario equilibrio entre sentimientos, pensamientos y acciones.
La
negociación entre los intereses de la infancia y los atractivos del
mundo adulto que empiezan
a perfilarse
frente a Riley serán bruscos, espasmódicos,
injustificados
y hasta violentamente dañinos, pero nadie dijo que atravesar
tantos cambios estructurales, fisiológicos
y funcionales (que
de eso se trata crecer, no?)
fuera
una tarea sencilla e indolora. Para hijos y para padres por igual.
Tuve
la suerte de ver la película
con mi hija adolescente, para
quien Riley funcionó como una especie de espejo. Y por lo que
hablamos después, entre las risas y el llanto que la dominaron
durante el metraje, supo encontrar herramientas nuevas para leer su
presente y poner en justa perspectiva alguna que otra situación que
debe resolver para construir su nuevo y cada vez más autónomo Yo.
Algo
que se agradece en las siempre complejas coyunturas de cambio
paradigmático. Sin importar cuánto tengamos que esperar para
la tercera parte, nuestro
pedido es
que le den más protagonismo a Nostalgia y
al Secreto Oscuro. Se lo merecen. Nos lo merecemos.
Fernando
Ariel García
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