Anatomía
de una caída. Directora: Justine Triet. Protagonistas: Sandra
Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado-Graner, Antoine Reinartz, Samuel
Theis, Jehnny Beth, Saadia Bentaieb, Camille Rutherford, Anne Rotger,
Sophie Fillières
y el perro Messi.
Guionistas: Justine Triet, Arthur Harari. Les Films Pelléas / Les
Films de Pierre. Francia, 2023. Estreno en la Argentina: 25 de enero
de 2024.
Un
remoto chalet de montaña en los Alpes franceses, lo suficientemente
alejado de la ciudad de Grenoble. En el ático, el frustrado escritor
galo Samuel Maleski escucha música a un volumen altísimo. En la
planta baja, su esposa, la exitosa escritora alemana Sandra Voyter,
se ve obligada a cortar la entrevista que le estaba concediendo a una
de sus alumnas, con quien había evidenciado cierto coqueteo. Unas
horas más tarde, Daniel, hijo adolescente de la pareja con una
importante discapacidad visual, llega a la casa junto con su perro
Snoop. Debajo de la ventana, sobre la nieve manchada de sangre, se
encuentra el cadáver de su padre.
Inspirándose
en el caso real de Amanda Knox, periodista y activista estadounidense
injustamente encarcelada en Italia por la sospechosa muerte de un
compañero de cuarto, la directora Justine Triet dio forma a esta
atrapante (aunque algo larga) Anatomía de una caída (Anatomie d’une
chute). Mientras el film intenta dilucidar si se trata de un
accidente, un suicidio o un asesinato, protagonistas y espectadores
asistiremos a un tratado sociológico sobre la disolución de un
vínculo amoroso, analizado bajo la formal perspectiva de un thriller
procesal con aires hitchcockianos.
Tras
el hecho concreto e irreversible de la muerte, seremos testigos de
una importante serie de flashbacks que, en vez de certezas, nos
arrojan cada vez más dudas. Queda claro que el contrato inicial del
matrimonio (explícito o tácito, no importa) se había vencido. Los mutuos pases de facturas, los reclamos profesionales
de él, la bisexualidad de ella, la elección del inglés como lengua
común entre ambos, el rol de la pareja en el accidente que afectaría
a su hijo, la mudanza a ese chalet, las discusiones cada vez más
frecuentes y virulentas. Todo había venido dinamitando la
convivencia. Y todo alimenta ahora cualquiera de las tres teorías
posibles, una de las cuales deberá ser probada en juicio.
Las
secuencias del tribunal configuran (para mí) lo más interesante del
film. Sobre todo porque no hay forma de llenar el bache temporal que
antecede a la caída mortal de Samuel. Es (¿y será?) una página en
blanco sobre la cual las partes interesadas intentarán escribir sus
tesis incriminatorias o exculpatorias. Por el estrado desfilarán
informes criminalísticos no concluyentes, perfiles psicológicos
poco vinculantes y suposiciones presentes en base a hechos proyectados con parcialidad desde el pasado. Ante la ausencia de una verdad fáctica,
comprobable y comprobada, fiscales y defensores pugnarán por
construir una verdad tan veraz y convincente como para sostener el
dictado de una sentencia. ¿Será Justicia?
Fernando
Ariel García
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