Kiss: The End. Guionista: Amy Chu, con la
colaboración de William Messner-Loebs. Dibujos: Edu Menna. Color: Jorge Sutil.
Portadistas: Stuart Sayger, Jorge Fornés, Denis Medri, Ruairí Coleman y Timothy
C. Brown, Pasquale Qualand, Rodney Buchemi y Wesllei Mandel, Reilly Brown y Jim
Charalampidis, Brent Schoonover y Alberto Silva. Editor: Kevin Ketner. Dynamite.
EE.UU., abril a septiembre de 2019.
Llegó el gran día. A la Argentina, me refiero.
Hoy, a las 21 horas, en el Campo Argentino de Polo, Kiss subirá a un escenario
local por última vez. Única presentación dentro de la larga gira de despedida
End of the Road, iniciada en Canadá el 31 de enero de 2019, suspendida y
retomada durante la pandemia; y con cierre pautado para octubre en los EE.UU.,
la presentación de la megabanda sellará (a lo grande) la historia y el mito
fundado por Gene Simmons, Paul Stanley, Peter Criss y Ace Frehley.
Como un elemento más de la andanada
mercadotécnica montada alrededor de la gira, la editorial norteamericana
Dynamite publicó, entre abril y septiembre de 2019, el cómic Kiss: The End,
miniserie de cinco entregas que, básicamente, lo único que buscaba era celebrar
el legado fantástico del grupo. El guion de Amy Chu (ayudada a partir del
tercer número por el veterano William Messner-Loebs) es sencillo; y logra
amalgamar el espíritu superheroico de los músicos, con una historia que fusiona
la imaginería demoníaca asociada al heavy metal, la sofisticación filosófica
del rock progresivo; y el sentimentalismo edulcorado de la balada romántica.
Tres géneros que, en distintos tiempos y en diferentes formas, Kiss supo
cultivar.
Kiss en el Maracaná, durante el cierre de Creatures of the Night Tour.
Rio de Janeiro, 18 de junio de 1983.
Hay un fanático de la banda al que todo le sale
mal, una chica rubia maldecida con el toque de la muerte, un ángel y un demonio,
una espada mágica y un puñado de canciones. Y los cuatro miembros de Kiss,
obviamente, que en determinado momento recibirán la ayuda del Rey del Delta
Blues, Robert Johnson, también conocido como el Abuelo del Rock and Roll.
Por cuestiones místicas, los personajes (y los
lectores) podremos participar de cuatro icónicos mojones en la trayectoria de
la banda. Nueva York, 30 de enero de 1973, primer recital en vivo de la banda,
en un sucucho del Hotel Diplomat conocido como Rock and Roll Ball. Rio de
Janeiro, 18 de junio de 1983, ante un Maracaná desbordado, durante el cierre de
la gira Creatures of the Night Tour, festejo oficial de sus diez años de
existencia. Ciudad de México, 24 de abril de 1999, en el Foro Sol explotado de
gente, en el último concierto del Psycho Circus Tour, con efectos 3-D
arriba del escenario. Tokio, 11 de diciembre de 2019, en el Tokyo Dome, segunda
escala japonesa del End of the Road Tour.
Kiss, con un demonio como invitado, durante el End of the Road Tour. Tokio, 11 de diciembre de 2019.
No hay que buscar mucho más en Kiss: The End.
Porque no lo tiene. Y porque, me parece, tampoco lo pretendía. Se trata de una válida
excusa para rememorar el vértigo emocional que la banda despierta en el púbico
que tuvo la suerte de experimentarlo en vivo. La alquimia especial, única e
intransferible que la Argentina vivirá hoy, otra vez, pero por última vez. Rock
and Roll, toda la noche.
Fernando Ariel García
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