Terremoto 8.5. Directores: Kim Byung-seo y Lee
Hey-jun. Protagonistas: Ma Dong-seok, Lee Byung-hun, Ha Jung-woo, Jeon Hye-jin,
Bae Suzy y Robert Curtis Brown, entre otros. Guionistas: Kim Byung-seo, Kim Tae-Yoon,
Kwak Jeong-deok y Lee Hey-jun. CJ E&M / Dexter Studios / Perfect Storm Film.
Corea del Sur, 2019. Estreno en la Argentina: 28 de octubre de 2021.
Este sí que es un caso de timing perfecto. A
poco más de un mes de la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla española de
La Palma, cuando nos siguen asombrando las imágenes de esas devastadoras
coladas de lava incandescente desembocando en el Atlántico después de
carbonizar el suelo a su paso, llega a los cines argentinos este tanque
surcoreano del 2019. Una película que trata justamente de un volcán que, después
de estar inactivo cerca de mil años, entra en violenta erupción y pone en
peligro de desaparecer a toda la península coreana.
El título argentino, Terremoto 8.5, es un poco
engañoso. Y me parece que viene puesto para intentar capitalizar la inmanencia
en el inconsciente colectivo del clásico de todos los clásicos del cine catástrofe,
el Terremoto de 1974 con Charlton Heston, Ava Gardner, Walter Matthau y un
larguísimo etcétera de primeras figuras. Porque si bien el terremoto está
presente durante todo el metraje del film hecho a cuatro manos por Kim
Byung-seo y Lee Hey-jun, el eje dramático pasa por el acontecimiento volcánico,
no por el movimiento sísmico derivado del mismo.
Por eso la película se titula, en su coreano
original, Baekdusan, en referencia al Monte Baekdu, el más alto de la República
Democrática Popular de Corea, enclavado justo en el límite fronterizo entre
Corea del Norte y la República Popular China. Un lugar venerado por los
pobladores locales, ya que la narrativa mitológica local le atribuye al monte
no sólo el origen del pueblo coreano, sino la representación de su espíritu
identitario, fuente de innumerables leyendas, canciones, relatos orales y
escritos.
Que semejante representación mítica de la vida
aparezca reconvertida en mensajera de la muerte incandescente para toda la
península, dota al metraje de una carga simbólica que a nosotros nos pasa de
largo, ocupados como estamos siguiendo las imágenes impactantes por la escala de
semejante destrucción masiva. Y si el cataclismo es la lujosa vestimenta elegida
por la trama para tenernos enganchados durante más de dos horas, es porque la
historia que se nos cuenta tiene mucho de previsible y bastante poco de
original. Cuestiones personales entrelazadas con los acontecimientos naturales.
Personajes opuestos que se hermanan hasta conseguir la estatura de héroes.
Mucha pose con exceso de testosterona y humor tonto puesto en el momento
necesario para aflojar tensiones. Si fuera una peli yanqui, Bruce Willis y
Dwayne Johnson entraban de taquito.
Lo más interesante, para mí al menos, está en
el costado geopolítico que pone a rodar este Terremoto 8.5, poniendo en escena
la injerencia estadounidense junto con la injerencia china sobre la necesaria
(de acuerdo con la lógica argumental) invasión surcoreana a Corea del Norte
para una misión suicida con armas nucleares. Definitoria partida de ajedrez
político, diplomático y militar, que mete más miedo que el volcán desbocado. Y
promete ser más destructor que los ríos de lava mordiéndote los talones.
Fernando Ariel García
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