Soul. Director: Pete Docter. Co-Director: Kemp Powers. Voces (inglés): Jamie Foxx (Joe
Gardner), Tina Fey (22), Graham Norton (Moonwind), Rachel House (Terry), Alice
Braga, Richard Ayoade, Wes Studi, Fortune Feimster y Zenobia Shroff (consejeros
Jerry), Angela Bassett (Dorothea Williams), Phylicia Rashad (Libba Gardner), Donnell
Rawlings (Dez) y Questlove (Curley), entre otros. Voces (castellano para el
mercado latinoamericano): Óscar Flores (Joe Gardner), Xóchitl Ugarte F. (22),
Germán Fabregat (Moonwind), Marcela Páez (Terry), Vero López Treviño, Eduardo Tejedo,
Humberto Vélez, Magdalena Tenorio y Berenice Vega (consejeros Jerry), Laura
Torres (Dorothea Williams), Magdalena Leonel (Libba Gardner), Octavio Rojas
(Dez) y Abraham Vega (Curley), entre otros. Guionistas: Pete Docter, Mike
Jones, Kemp Powers. Dialoguista adicional: Tina Fey. Música: Trent Reznor,
Atticus Ross. Composiciones y arreglos jazzísticos: Jon Batiste. Consultor
musical: Herbie Hancock. Músicos: Jon Batiste (piano), Eddie
Barbash (saxo), Tia Fuller (saxo), Phil Kuehn (bajo), Linda May Han Oh (bajo),
Roy Haynes (batería), Marcus Gilmore (batería) y Joe Saylor (Percusión). Participación
especial de Cody Chesnutt (guitarra y voz). Walt Disney Pictures / Pixar
Animation Studios. EE.UU., 2020. Estreno en la Argentina: Disponible en la
plataforma Disney + desde el 25 de diciembre de 2020.
La verdad, no me mató. No sé si esperaba más,
pero sí esperaba otra cosa de Soul, la nueva película de Disney y Pixar que,
por esas cosas de la pandemia, se salteó los cines y desembarcó directamente en
la plataforma Disney +. Con Up y Coco como antecedentes, se ve que puse
altísimas expectativas en esta nueva incursión animada sobre la vida, la muerte
y el sentido de la existencia. Temas que el film de Pete Docter aborda, de
manera original y comprometida, sí, pero también obvia y previsible.
Joe Gardner es un gris maestro de música, dueño
de una vida monótona y sin expectativas. Pianista dotado, su sueño y su deseo
pasan por la de pertenecer al mundo profesional del jazz en la Gran Manzana,
donde transcurren sus días y sus noches. Y justo cuando se le da la
oportunidad, un mal paso lo pone al borde de la muerte. Entre el más allá y el
más acá (o el Gran Después y el Gran Antes), Joe se convertirá en tutor y
discípulo de almas no nacidas, enseñando y aprendiendo la diferencia que hay
entre vivir y honrar la vida. Mientras tanto, con el paso del tiempo, la
finitud de su cuerpo puede trascender de lo abstracto a lo concreto.
Para mí, Soul la pifia con el tono, no con el
tema. Me pasó lo mismo que con Unidos, la película anterior de Disney-Pixar. No
genera empatía por los personajes, apela a la brutalidad del golpe bajo y busca
(y encuentra) la lágrima fácil, pero no crea lazos emotivos. Se apoya en el
sobresaliente dominio del oficio técnico, pero para explicitarlo todo de manera
burda, abrumadora y obsesiva. Cómo si uno no pudiera decodificar el mensaje por
su propia cuenta.
Soul hace la diferencia sustantiva con la banda
sonora. Una maravilla musical que, como el jazz, se arriesga y abre la puerta
para ir a jugar. Tiene con qué hacerlo; y se nota. Cuenta con una banda
conformada por algunas de las figuras más importantes de la escena jazzística
neoyorquina contemporánea, incluidas algunas leyendas vivas como Herbie Hancock
y Roy Haynes, amén de la participación especialísima de Cody Chesnut (el músico
callejero en la escena del subte) y el toque industrial que provee Trent Reznor
(líder de Nine Inch Nails). Sutil, inmersiva, enérgica, suave, atmosférica,
encantadora, ominosa, epifánica. Y así podría seguir, adjetivando hasta el
infinito y más allá. Mientras la película pierde el tiempo hablando, la música gana
sentido al ahondar en los sentimientos. Donde una cumple, la otra dignifica.
Fernando Ariel García
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