Godzilla. Director: Gareth Edwards. Protagonistas: Aaron Taylor-Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, Juliette Binoche, Sally Hawkins, David Strathairn y Bryan Cranston, entre otros. Guionistas: Max Borenstein y Dave Callaham, en base a personajes y situaciones creadas por Ishirô Honda, Shigeru Kayama y Takeo Murata. Legendary Pictures. EE.UU., 2014.
Mala, torpe, ingenua, previsible, estirada, aburrida. Todo un logro el de Gareth Edwards: Hacer que aquella porquería que filmó Roland Emerich en 1998 no nos parezca tan detestable. Hablo aquí de Godzilla (2014), tanque hollywoodense que dice rendir homenaje al Godzilla original, aquel Gojira que la pesadilla nuclear parió en el Japón de hace 60 años gracias al sensible hacer de Ishirô Honda y un karateca dentro de un pedorro traje de hule pateando rastis.
A este Godzilla 3D, efectos visuales HD y decibeles Hi-Fi le sobra la tecnología que le faltaba a Gojira, pero le falta la densidad humana que Gojira derramaba desde su bajo presupuesto y su metáfora escalofriante. Cambiar Hiroshima y Nagasaki por la central atómica de Fukushima, el tsunami (y un toquecito referencial al 11-S) es una actualización compatible con el espíritu traumático que late en el ADN de ese monstruo que nació malísimo, obsesionado por cobrarle al Hombre los desmanes que el Hombre estaba (y está) realizando sobre sus congéneres y el ecosistema. Pero con eso sólo no hacemos nada.
¿Qué estamos haciendo acá?
Síntesis brutal de las veintipico de películas que componen la saga, la versión 2014 de Godzilla arranca con este espíritu vengativo e irredento que se llevaba el mundo por delante, pero al ratito nomás se vuelve la mascota buenísima capaz de salvar a la humanidad al luchar contra un par de Monstruos No Identificados (¿dónde están Mothra o Gidora cuándo se los necesita para hacer Justicia?), creados por el Estado con intenciones non sanctas.
El tamaño importa, afirmaba la versión de Emmerich. Y parece que Edwards concuerda con esa visión, porque su Godzilla es enormemente grande y enormemente zonzo. Personalmente, me quedo con el chiquito y juguetón de Honda. Ese sí que pisaba fuerte.
Fernando Ariel García
Totalmente de acuerdo con tu reseña: muy acertada. He visto la película con otros cuatro amigos, y hemos echado espuma por la boca. Más de una vez hemos querido salir del cine. Hemos aguantado el sufrimiento y finalmente, nos hemos tomado todo a broma y han caído unas risas. Es un timo de película.
ResponderEliminar