(In)certe stanze (colección
Prospero’s Books Nº 4). Guión: Cristiano Silvi, sobre una idea de Pasquale M.
Napolitano. Arte: Luca Russo. Portada: Luca Russo. 80 páginas a todo color.
Tunué. ISBN: 978-88-89613-23-8. Italia, abril de 2007.
Hagamos de cuenta que no es la
curiosidad, sino la duda existencial la que mueve al mundo. Más
específicamente, al mundo de Francisco Martínez, experto y veterano
investigador cinematográfico con su vida consagrada al estudio del actor
argentino Paco de Jorge, ícono del cine negro misteriosamente desaparecido en
1965. Que quede claro que, desde su primera aparición, Martínez se nos muestra
vencido por su obsesión. Una obsesión que, dicho sea de paso, le viene desde el
orillo, le carcome los días y le condiciona su real naturaleza. Desde
que tiene memoria, Martínez sólo se ha topado con ocasionales datos relativos
ante los cuáles sólo le estuvo permitido dudar.
Por lo menos hasta que,
cuarenta años después de su evaporación, De Jorge reaparezca y ponga en
funcionamiento la maquinaria del deseo, el apetito de la búsqueda. Y la polilla
que es Martínez se encuentre ante la llama que lo convoca a abrazar su destino
trágico e ineludible. Injustamente desconocida en la Argentina, (In)certe
stanze, de los italianos Cristiano Silvi (guión) y Luca Russo (arte), es una de
esas historietas que se lee de un tirón, con el corazón en la boca y las tripas
revueltas. Como toda novela negra que se precie de tal, es un thriller
filosófico deudor de Poe y del tango. Borgeano hasta la médula, hace de la
imaginación y la conjetura algo más importante que la certeza, algo más auténtico
que la realidad.
Ambientada a caballo entre
Italia y la Argentina (en particular, los barrios porteños de Liniers y
Belgrano) sabe mantener la tensión de una magistral jugada de ajedrez entre el
pasado y el futuro, el orgullo y el honor, el engaño y la
apariencia; entre el amor y los celos, el exilio externo y el interno, la vida y la muerte, el testigo y el voyeur que todos llevamos dentro. Contundente
como una trompada a la mandíbula, (In)certe stanze (juego de palabras que
significa tanto En ciertas habitaciones como Inciertas habitaciones) construye
la identidad posesiva de la verdad como llave maestra capaz de abrir los
hermetismos que sostiene su acelerada progresión dramática, sin importar que se
trate del cuerpo de una mujer, del plano de una ciudad, del cuarto en donde
todo puede (y debe) resolverse. Para bien y para mal.
Dentro del laberinto que
forjaron en la mente de los protagonistas, Silvi y Russo van tirando del hilo
del tiempo hasta llegar al veredicto irrefutable de la conciencia. La vigencia
del pasado hecho presente, a través de la culpa, que no es otra cosa que el
catalizador del remordimiento humano por lo hecho y por lo no hecho. La
creación de una identidad mayor cuya memoria será la mediadora entre la
presencia y la ausencia, entre el recuerdo y el olvido. Un fantasma. Un
misterio cuya resolución dejará flotando la pregunta más honesta y brutal: ¿Se
puede seguir adelante teniendo conciencia de la verdad?
Fernando Ariel García
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