miércoles, 28 de abril de 2021

XVII ENCUENTRO DE CINE EUROPEO EN LA ARGENTINA, ONLINE Y GRATIS, DEL 1° AL 30 DE MAYO

(Información de prensa) 14 países. 19 películas. La Delegación de la Unión Europea en Argentina se complace en presentar la segunda etapa de la XVII edición del Encuentro de Cine Europeo (ECE), que comprende una selección muy especial de diecinueve películas de Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Rumania y Suecia.


El Encuentro de Cine Europeo se desarrollará, de manera online y gatuita, entre el 1° y el 31 de mayo de 2021, y sus actividades se unen a la programación en ocasión del Mes de Europa, llamado así porque el 9 de mayo cada año se celebra el Día de Europa. Con una programación renovada y con una mirada con perspectiva de género, los títulos nos invitan a reflexionar sobre la desigualdad, el empoderamiento, la discriminación y la exclusión, entre otros. Las películas estarán disponibles en forma gratuita entrando al sitio web del Encuentro de Cine Europeo: https://www.cineueargentina.com.

Programación


La pareja perfecta (Das schönste Paar, 2018, Alemania / Francia), de Sven Taddicken: Las vacaciones de ensueño de la joven pareja Liv y Malte en una isla del mar Mediterráneo se convierten en una pesadilla: Son atacados por tres jóvenes en su casa y Liv es brutalmente violada. 


De regreso en Alemania, la pareja de docentes logra recuperar su rutina, hasta que Malte reconoce a uno de los atacantes y opta por buscar venganza. Con Maximilian Brückner y Luise Heyer.


Erik & Erika (2018, Austria), de Reinhold Bilgeri: La verdadera historia del hombre que se convirtió en campeona mundial del esquí femenino. Erik Schinegger nació y creció como mujer hasta que un nuevo test médico demostró que genéticamente era un hombre. 


Esta película cuenta la historia de su vida como mujer, su definitiva transición a la masculinidad y su lucha por reconocimiento en una época en la que no había lugar en el diccionario social para una palabra como “transgénero”. Con Ulrike Beimpold, Christoph Bittenauer, Nives Bogad, Sarah Born y Hans-Maria Darnov.


Emma Peters (2018, Bélgica / Canadá), de Nicole Palo: En 34 años de existencia, Emma no ha llegado muy lejos. Convencida de que su vida es un fracaso, decide ponerle fin. 


Mientras lo prepara, conoce a Alex, el amable empleado de una funeraria. Lejos de disuadirla, la ayuda de formas inesperadas. Con Monia Chokri y Fabrice Addi.


Tú me llevas (Ti mene nosiš, 2015, Croacia), de Ivona Juka: Tres hijas, tres padres, tres generaciones, tres perspectivas sobre las relaciones que pueden variar enormemente. 


La película cuenta varias historias cuyo eje es la lucha por la supervivencia, el perdón y las nuevas oportunidades. Con Lana Barić, Vojislav Brajović y Nataša Janjić.


Una familia perfectamente normal (En helt almindelig familie, 2020, Dinamarca), de Malou Reymann: Thomas, Helle, Emma y Caroline son una familia “perfectamente normal”. Pero cuando el padre de la familia, Thomas, les dice que es transgénero, todo cambia.
 

La familia lucha por aferrarse a todo lo que tenían juntos y, al mismo tiempo, tiene que aceptar que a partir de ahora todo será diferente. ¿Puede Thomas, ahora llamado Agnete, formar parte de la familia tal como antes? ¿Se puede ser padre, siendo mujer? Con Jessica Dinnage, Mikkel Boe Følsgaard, Hadewych Minis y Kaya Toft Loholt.


Fat Front
(2019, Dinamarca), de 
Louise Detlefsen: Documental danés sobre cuatro mujeres escandinavas: Helene, Marte, Pauline y Wilde que se niegan a sentir vergüenza por estar gordas. Ellas exigen respeto y reconocimiento en una sociedad obsesionada con la dieta, mientras luchan con su falta de autoestima. Durante bastante tiempo han puesto sus vidas en espera hasta el día en que se vieran delgadas, este día nunca llegó, pero sí han llegado a encontrarse con ellas mismas. 


Fat Front, con un tono provocativo del feminismo y un enfoque artístico de la belleza del cuerpo, busca cambiar la forma en que vemos los cuerpos. El documental ofrece una visión poderosa e inspiradora de la vida del activismo corporal.


Mi último año como Loser (Ne bom več Luzerka, 2018, Eslovenia), de Urša Menart: Špela, quien pronto cumplirá 30 años, es una joven graduada en Historia del Arte que lucha por encontrar un trabajo estable. Mientras tanto se gana la vida como recepcionista de una galería de arte, guardavidas en una piscina, y camarera en un bar de la ciudad. A diferencia de sus mejores amigas, que se mudaron de Eslovenia hace años y no tienen la intención de regresar, Špela insiste en quedarse en Ljubljana, aunque la mayor parte de su vida social se desarrolla a través de Skype.
 

Cuando su novio de toda la vida también se marcha tras recibir una oferta de trabajo en el extranjero, Špela se queda sin departamento, trabajo y compañía. De vuelta en la casa de sus padres y su abuela, quien ahora ocupa la que fuera su habitación de niña, Špela se da cuenta de que crecer será más difícil de lo que esperaba.


Lo que arde (2019, España / Francia / Luxemburgo), de Oliver Laxe: Cuando Amador Coro sale de la cárcel por haber provocado un incendio, nadie lo espera. Vuelve a su ciudad natal, un pequeño pueblo escondido en las montañas de la Galicia rural, para vivir con su madre mayor, Benedicta, y tres vacas. 


La vida transcurre tranquilamente, siguiendo el ritmo de la naturaleza. Hasta la noche en que un incendio arrasa la región.


Helsinki Mansplaining Massacre (2018, Finlandia), de Ilja Rautsi: Un hombre habla condescendientemente con alguien (generalmente una mujer) acerca de un tema sobre el cual tiene incompleto conocimiento, con la suposición errónea de que él sabe más sobre aquel tema, que la persona con la que está hablando. 


Una comedia de terror intensamente histérica sobre la lucha desesperada de una mujer por sobrevivir a una horda de hombres con egos frágiles, que solo quiere explicarle todo. Pero el mayor horror puede estar más cerca de ella de lo que cree. Cortometraje con Anna Paavilainen, Leo Honkonen y Ella Lahdenmäki.


Los jóvenes salvajes (Les garçons sauvages, 2017, Francia), de Bertrand Mandico: A principios del siglo XX, cinco chicos de buena familia, ebrios de libertad, cometen un acto salvaje. Por ese hecho son encerrados en un barco por el Capitán, atrapados en un viaje que se transforma en un crucero represivo. 


Tras amotinarse, los jóvenes llegan a una misteriosa isla de vegetación lujuriosa y placeres ocultos, donde sus vidas se transformarán para siempre. Basada en The Wild Boys: A Book of the Deadde William S. Burroughs. Con Pauline Lorillard, Vimala Pons y Diane Rouxel.


Una niña (Petite Fille, 2020, Francia), de Sébastien Lifshitz: Cuando crezca, será una niña. Esto es algo con lo que Sasha lleva soñando desde su niñez. Además de varias entrevistas con los padres, quienes hablan claramente de Sasha como su niña, la película muestra también la lucha incansable de la familia contra un entorno hostil. 


En el documental, vemos a Sasha jugando, yendo a clases de ballet y durante una visita a un terapeuta especializado en identidades de género. En la escuela, a Sasha no se le permite vestir 'como una niña', debe usar ropa 'de niños'. En varias ocasiones Sasha no entiende por qué los adultos lo hacen todo tan complicado, y no la dejan simplemente ser quien es y vestir lo que le apetezca. Film presentado de manera conjunta con el 19° Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos (FICDH).


El valor de una mujer (Nome di donna, Italia), de Marco Tullio Giordana: Nina deja Milán para mudarse a un pequeño pueblo de Lombardía. Allí encuentra trabajo en una prestigiosa clínica para ancianos donde trabajan muchas otras mujeres. Pero el lugar esconde un oscuro secreto. 


Cuando Nina lo descubra, se verá obligada a enfrentarse a los directivos de la clínica y a sus propias colegas en una batalla por hacer valer sus derechos y proteger su dignidad. Con Cristiana Capotondi, Laura Marinoni, Michela Cescon, Stefano Scandaletti y Valerio Binasco.


Ganas de vivir (Chce się żyć, 2013, Polonia), de Maciej Pieprzyca: Mateusz, un hombre joven e inteligente, sufre una severa parálisis cerebral y es atrapado en su propio cuerpo. Su mundo protegido se destruye cuando lo internan en una institución, donde es maltratado. 


Ganas de vivir narra su problemático crecimiento en la transición de Polonia entre 1980 y 1990. Con Dawid Ogrodnik, Kamil Tkacz y Dorota Kolak.


Morir como un hombre (Morrer como um homem, 2009, Portugal / Francia), de João Pedro Rodrigues: La noche de Lisboa como homenaje y réquiem, a través de la historia de Tonia, un transexual cuya juventud ha quedado atrás y desea operarse para cambiar de sexo. 


El amor le da sentido a su vida, pero también sufrimiento; y es entre esa pasión por vivir la vida intensamente y ese padecer de la soledad -que siempre amenaza- donde se instala esta poderosa tercera película de João Pedro Rodrigues. Con Chandra Malatitch, John Jesus Romã e Ivo Barroso.


Acasǎ, my home (2020, Rumania / Alemania), de Radu Ciorniciuc: Durante dos décadas, la familia Enache ha vivido en una casa hecha con materiales de desecho, cerca del delta de Bucarest. La familia vivió en perfecta armonía con la naturaleza durante dos décadas, durmiendo en la cabaña a orillas del lago, pescando con las manos desnudas y siguiendo el ritmo de las estaciones. 


Cuando esta área se transforma en un parque nacional público, se ven obligados a dejar atrás su vida poco convencional y mudarse a la ciudad, donde las cañas de pescar son reemplazadas por teléfonos inteligentes y las tardes ociosas ahora se pasan en las aulas. A medida que la familia lucha por adaptarse a la civilización moderna y mantener su conexión entre ellos y con ellos mismos, cada uno comienza a cuestionar su lugar en el mundo y cuál podría ser su futuro. Con sus raíces en el desierto, los nueve hijos y sus padres luchan para encontrar una manera de mantener unida a su familia en la jungla de asfalto. Documental.


Yo soy Greta (I'm Greta, 2020, Suecia), de Nathan Grossman: La historia de la activista ambiental adolescente Greta Thunberg es contada a través de material inédito y cautivante en este documental íntimo. Partiendo de la huelga escolar individual para la acción ambiental frente al Parlamento sueco, Grossman sigue a Greta -una estudiante tímida con Síndrome de Asperger- en su ascenso a la notoriedad y su impacto decisivo a medida que inspira huelgas estudiantiles alrededor del mundo. 


La película culmina con su viaje en velero a través del Océano Atlántico para hablar en la Cumbre de la ONU sobre la Acción Climática en Nueva York.


Tricky Women. De viajes, asuntos del corazón y periferias (Austria): Mujeres artistas del cine de animación presentan sus trabajos más recientes, que vislumbran la situación actual de las películas de animación en Austria. 


En esta oportunidad les presentamos una selección especial de tres cortos, invitándolos a un viaje polifacético por el universo de sentimientos y metáforas visuales con miradas conmovedoras, divertidas y también críticas: In Her Boots, de Karin Steinbacher; Linz Delight, de Maya Yoneshô; y The Outlander, de Ani Anotonova. Proyecto fruto de la colaboración entre el Ministerio Federal de Asuntos Europeos e Internacionales de Austria y el Tricky Women/Tricky Realities Festival que se celebra desde 2001 alrededor de cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. 


Por último, para celebrar el Día de Europa y encontrarnos con el cine de forma presencial (si las condiciones sanitarias y si las disposiciones vigentes lo permiten), el Centro Cultural Kirchner recibirá una película del Encuentro de Cine Europeo que se proyectará de forma gratuita y abierta al público en la  Sala Argentina, siguiendo todos los protocolos de reserva previa y de seguridad que estén en vigor a la fecha de la proyección.

domingo, 25 de abril de 2021

GODZILLA 2: MÁS GRANDE, MÁS ZONZO

Godzilla 2: El Rey de los monstruos. Director: Michael Dougherty. Protagonistas: Kyle Chandler, Vera Farmiga, Millie Bobby Brown, Ken Watanabe, Bradley Whitford, Sally Hawkins, Charles Dance, Thomas Middleditch, Aisha Hinds, O'Shea Jackson Jr. y Zhang Ziyi, entre otros. Guionistas: Michael Dougherty, Zach Shields y Max Borenstein, basado en personajes y situaciones creados por Ishirô Honda (entre otros) para las películas Godzilla (1954), Rodan (1956), Mothra (1961) y Godzilla contra Ghidorah, el dragón de tres cabezas (1964). Warner Bros. / Legendary Pictures. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 30 de mayo de 2019.


Podríamos decir que estamos frente a un estratégico cambio de guardia en el rincón que Godzilla ocupa dentro del Universo de Monstruos de Legendary Pictures. Pareciera que la empresa decidió cambiar el racionalismo científico de los principales personajes humanos para resaltar el involucramiento emocional de los recién llegados, apostando a que esta movida realce el costado aventurero de la trama y genere algo de empatía con el público. Así que vamos a decirle adiós a Ken Watanabe y Sally Hawkins (a quienes conocimos en la Godzilla de 2014) para recibir con los brazos abiertos a la superestrella de Netflix, Millie Bobby Brown, después de su exitazo en Stranger Things y antes de su desembarco como Enola Holmes.


Todo bien con este gesto, pero la verdad es que el movimiento no implica cambios; y Godzilla 2: El Rey de los monstruos (Godzilla: King of the Monsters) no corrige ninguno de los errores que había cometido el primer eslabón de la saga, sino que los profundiza. Y como si esto fuera poco, le suma la desmesura caricaturesca y grosera de Kong: La Isla Calavera. ¿El resultado? Esplendor visual garantizado, apoyado en un guion bastante inexistente y ridículo, contado con una narrativa descuajeringada.


El film promueve la sobreabundancia. Todo es enorme y hueco, alimento para el ojo y engañapichangas para el raciocinio. Una sobrecarga de adrenalina, fuego y destrucción que no emociona ni conmueve. Y, por algunos tramos, ni siquiera interesa. Entre las varias subtramas que corren en paralelo, las más importantes son dos. Una, la causa medioambiental devenida accionar terrorista de un grupo ultramilitarizado, que necesita del despertar de todos los Titanes para poner orden sobre la Tierra. Un orden que, claro, necesita pasar por la destrucción global previa. Y dos, una serie de asuntos personales que los monstruos gigantes deberán resolver entre ellos, a puñetazo limpio.


En este último punto es donde descansa el mayor atractivo de la película. Al menos, para los veteranos como yo que crecimos viendo los Sábados de Súper Acción. La aparición de otros tres tanques de la escuadra Toho, mítico estudio cinematográfico japonés responsable de la existencia del género kaiju, que es como se suele denominar al cine oriental de monstruos gigantes pisoteando ciudades. Estoy hablando, en particular, del pteranodonte Rodan, la polilla Mothra y el más malo entre los malos, el dragón tricéfalo Ghidorah.


Lo ideal sería adelantar las partes en que los humanos interfieren el metraje, para detenerse en las peleas entre los Titanes, que es como volver a ver los encontronazos entre Martín Karadagián y la Momia, el Caballero Rojo y el commendatore Benito Durante, o el Ancho Peucelle y el gitano Ivanoff. Sabemos que es todo mentira, pero nos gusta que sea así. No hay ningún Di Sarli que le ponga emoción, es cierto; y le haría mucha falta la pimienta de un William Boo, pero los yanquis piensan que el catch es la puesta en escena de la WWE: Mucho ruido y volumen al palo. Hay una escena post-créditos y un fugaz cameo de Kong, anticipando la pelea de fondo que se viene.
Fernando Ariel García

jueves, 22 de abril de 2021

KONG – LA ISLA CALAVERA: GIGANTE CHIQUITO

Kong: La Isla Calavera. Director: Jordan Vogt-Roberts. Protagonistas: Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, John Goodman, Brie Larson, Jing Tian, Toby Kebbell, John Ortiz, Corey Hawkins, Jason Mitchell, Shea Whigham, Thomas Mann y John C. Reilly, entre otros. Guionistas: Dan Gilroy, Max Borenstein y Derek Connolly, sobre una historia original de John Gatins basada en personajes y situaciones creados por Edgar Wallace y Merian C. Cooper para la película King Kong (1933). Legendary Pictures / Tencent Pictures. EE.UU., 2017. Estreno en la Argentina: 9 de marzo de 2017.


Entiendo que no hayan querido hacer otra remake de la clásica King Kong. Ya la había hecho Peter Jackson en 2005 y, a pesar de toda la parafernalia y el indiscutido amor por la criatura que destilaba el film, la moderna reinvención seguía sin tocarle los talones al viejo metraje de 1933, inmortalizado por la magia que supo insuflarle Willis O’Brien, pionero de los efectos especiales. Entiendo también que hayan querido despegarse de la trágica historia de amor que yace en el material original, resignando la explosiva tensión sexual que late en la herida de esa consumación imposible. Lo que no entiendo es por qué decidieron jibarizar la icónica y monumental estatura de Kong, reduciéndolo a un héroe de acción capaz de competir con Bruce Willis a ver quién es más duro de matar.


Porque el Kong de esta Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island) no pasa de eso: Un paladín incomprendido, resabio de una época de Titanes que se niegan a desaparecer y, por lo que parece, están a punto de recuperar su antiguo liderazgo mientras garantizan el balance necesario para que la Tierra no desaparezca a causa del accionar del Hombre. Mientras tanto, munido de su destino pre-histórico, este simio guardián del equilibrio perdido avanzará a trompazo limpio contra todo monstruo y contra todo ser humano que pretenda doblegar su figura y su reinado.


Ambientada principalmente en 1973, sobre el fin de la guerra de Vietnam y la debacle de la administración Nixon, la película desdibuja su identidad (y la de Kong) al intentar generarse (y generarle) una nueva, diametralmente opuesta a la anterior. En la mescolanza se ven las hilachas de Moby Dick y Apocalypse Now!, de Jurassic Park y Pelotón. Marcas de agua que no llegan a permear la superficie sonora y visual, por lo cual quedan reconvertidas en muecas estériles de las cargas filosóficas, políticas y éticas que uno puede encontrar en esas obras si se anima a rascar la cáscara y asomarse al abismo de la existencia. La prueba más cabal está en las morisquetas caricaturescas que da Samuel L. Jackson, intentando vestir la piel de un militarizado capitán Ahab en busca de su venganza monomaníaca.


Lo único que la película hace bien (en mi opinión) es sentar las bases para la construcción del Universo de Monstruos que desea patentar Legendary Pictures, en obvia comparación con el Universo Cinematográfico de Marvel. Una idea cohesionada alrededor de la organización secreta Monarch, aparecida en la Godzilla de 2014 y encargada de tender los puentes argumentales entre el kaiju japonés y los monstruos occidentales, brindando sustento teórico al combate de fondo que anticipa la escena post-créditos: Godzilla versus Kong. El resto es ruido.
Fernando Ariel García 

MONSTER HUNTER: MÁS VALE MORIR RÁPIDO

Monster Hunter: La cacería comienza. Director: Paul W.S. Anderson. Protagonistas: Milla Jovovich, ​Tony Jaa, Clifford "T.I." Harris Jr., Ron Perlman, Diego Boneta, Meagan Good, Josh Helman y Jin Au-Yeung, entre otros. Guionista: Paul W.S. Anderson, basado en personajes y situaciones del homónimo videojuego de Capcom. Impact Pictures / Constantin Film / Tencent Pictures / Tōhō. EE.UU. / Alemania / Reino Unido / Canadá / China / Japón, 2020. Estreno en la Argentina: 4 de marzo de 2021.


Barcos pirata que surcan bravíos océanos de arena. Pandilleros retrofuturistas escapados de la Cúpula del Trueno. Monstruos gigantescos que hacen quedar a Godzilla y a King Kong como tiernos peluches de los Ositos Cariñosos. Armas de tamaño desproporcionado y potencia ilimitada. Una trama cosida con retazos de distintos géneros: bélico, ciencia-ficción, terror, kaiju, fantasía heroica. Cuarenta años atrás, esta Monster Hunter: La cacería comienza (Monster Hunter) podría haber funcionado como digno relleno de los platos principales que servía la Métal Hurlant de Moebius, Jodorowsky, Bilal, Montellier, Druillet y compañía.


Realmente pensaba esto mientras iba mirando la adocenadísima adaptación del clásico videojuego de Capcom. Hasta que, claro, el Gato apareció en escena. Y con el Gato todo terminó de derrapar; y lo poco que funcionaba (poniéndole muchísima buena voluntad, es cierto) se fue, literalmente, a la mierda. Y quebrado el débil pacto de credibilidad que había firmado con la dupla Anderson-Jovovich, el film desnudó brutalmente su inconsistencia, su desinterés, su gratuito trazo grueso, su pobreza conceptual y anomia narrativa.


Hasta donde sé, porque nunca lo he jugado, la única premisa de Monster Hunter (el juego) es matar al monstruo o ser muerto por el monstruo. No hay mucho más en el material original y, obviamente, no hay nada más en el film que la pandemia obligó a posponer su estreno en todo el mundo. Juego del gato y el ratón entre salvajes megacriaturas y humanos estereotipados fuera de cualquier límite tolerable, la película termina con una promesa de continuidad que mete más miedo que el vacío metraje que la antecede.
Fernando Ariel García