martes, 24 de febrero de 2015

EN UN PATIO DE PARÍS: DOS SOLEDADES HACEN UNA COMPAÑÍA

En un patio de París. Director: Pierre Salvadori. Protagonistas: Catherine Deneuve, Gustave Kervern, Féodor Atkine, Pio Marmai, Michèle Moretti y Nicolas Bouchaud, entre otros. Guión: Pierre Salvadori y David Colombo-Léotard. Les Films Pelléas / France 2 Cinéma / Delta Cinéma / Tovo Films. Francia, 2014. 

En un momento de la trama, la lectura de un poema de Raymond Carver ancla definitivamente el tono y el espíritu de En un patio de París (Dans la cour, 2014) en el país de la melancolía que no cesa, del minimalismo agridulce que define la comedia dramática que les toca representar a Antoine (Gustave Kervern) y Mathilde (Catherine Deneuve), un insomne músico cuarentón que decide desprenderse del lastre en que se ha convertido su presente; y una jubilada hiperactiva con miedo a detenerse y dejarse dominar por el pánico que la habita. 


Los dos, básicamente, están solos aunque estén acompañados. Incapaces de contactarse con alguna zona interior que les devuelva un sentido al fisurado hueco en que han transformado sus días, él encontrará falso refugio en las adicciones que nunca abandonó; y ella aprenderá a boicotearse hasta el punto de hacer peligrar la estabilidad emocional de su matrimonio de años. Al coincidir en un patio interno de una encantadora (y bastante venida a menos) casona de París, entablarán una cierta relación laboral y un cálido compañerismo que será determinante para sacudir las estanterías. 


Con estas almas perdidas, estancadas en un eterno tiempo muerto que los pasa sin que les pase nada, Pierre Salvadori (guionista y director) va enhebrando una historia muy cómica y muy trágica, tan surreal como costumbrista, explorando la naturaleza de esos lazos dependientes que los hermanan sin la intromisión del deseo, hasta hacerles recuperar un motivo minúsculo, valedero e intrascendente para seguir respirando. 


Narrada con notable economía de recursos, concentrándose en la interacción entre los protagonistas y una batería de secundarios que le dan color, gracia y una dosis de bienvenido delirio al conjunto, la atención al contexto (y los subtextos) va dotando de carnadura humana y entrañable empatía a En un patio de París, una historia de las tantas que ensombrece cualquier gran ciudad, preservada por el brillo intenso de una bella, breve, profunda e irrepetible amistad. 
Fernando Ariel García

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