Brunella. Autor: J.J. Rovella. Portada: J.J. Rovella. 64 páginas en blanco y negro. Comic.ar Ediciones. ISBN: 978-987-28876-3-6. Argentina, noviembre de 2013.
Quiero aclararlo de entrada. No me importa lo que digan las ciencias sociales y políticas, las religiones y/o las teorías económicas. Para mí, la “pobreza digna” no existe, porque la pobreza es indigna por naturaleza. Que haya quienes puedan atraversarla sin perder su condición existencial de dignidad humana, no valida como tal a ninguna situación (permanente o circunstancial) de déficit alimentario, educativo, médico-sanitario, laboral y/o de vivienda, por poner un par de ejemplos.
Brunella, la historieta de J.J. Rovella que apareció serializada en la Argentina y en España (en las páginas de Comic.ar y Amaníaco, respectivamente) representa esa idea mucho mejor que todas las palabras que usé en el primer párrafo. Tal vez porque prescinde de ellas; y se apoya en las capacidades comunicativas de su trazo simple y sensible, exhibiendo un lenguaje de pictogramas que pone en su justo lugar la esencia ética de estos sujetos no cosificados por prejuicios ni miradas externas, capaces de levantarse por sobre la pasiva resignación y las conductas antisociales que fogonea el ecosistema expulsivo del capitalismo mediante la exclusión y la marginalidad.
La mirada de la niña protagonista, Brunella, habitante de una villa miseria cuya subsistencia diaria depende (en gran parte) de la generosidad del basural que camina y moldea, impregna a la historieta de un tono tierno y soñador, que va guiando la búsqueda permanente de ese estado de felicidad, tangible e intangible, que nunca termina de cuajar. Con un poético balance entre la realidad descarnada y la inocencia, Rovella resuelve las tramas de cada pequeña historia sin escaparle a ninguna situación de violencia, dosificando con mucha altura los inevitables golpes bajos que promueven la reflexión crítica e incitan a tomar posición activa frente a la instalada desigualdad.
Inesperadamente, el volantazo del final instala la desazón en donde había reinado la esperanza. Un drástico cambio de registro relega los temas álgidos que venía abordando la tira (maltrato infantil, violencia de género, hambre) y nos sumerge de lleno en el submundo de la explotación y la trata. De manera agobiante, intolerable, con una crueldad que nunca pierde la belleza, Rovella alcanza un crescendo empático que revuelve las tripas, subleva, nos hace parte de la problemática. Y todo termina (¿o empieza?) cuando el brillo irredento de los ojos de un niño se resuelve en nubes cargadas de tormenta.
Brunella. Tal vez, la mejor historieta social de esta generación.
Fernando Ariel García
muy buena
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