La Duendes especial El Sombra. Guiones: Edu Molina, Anabel Caso. Dibujos: Edu Molina. Portada: Edu Molina. 116 páginas en blanco y negro. La Duendes. ISSN: 1851-0639. Argentina, diciembre de 2013.
Un estado emocional que desaparece cuando se lo reconoce intelectualmente. Un momento puntual, no concatenado, capaz de brillar con la fuerza de una nova antes de apagarse. Dos definiciones apuradas de la felicidad, fenómeno químico que rebalsa desde el cerebro hasta tocar la punta de los pies, sentimiento de paz y plenitud que viene a compensarlo todo y a dejarnos con ganas de más. Por eso el Hombre la busca desde que es Hombre, goza de su condición efímera y la valora cuando la pierde.
¿Qué seríamos capaces de hacer para poseerla, en una ciudad donde El túnel de Sábato se lee como una visión optimista de la existencia? La respuesta da sentido a la moralidad de El Sombra, detective privado duro, cínico y bastante desesperanzado, que se mueve como puede (como sabe) entre las calles y los techos de una urbe retrofuturista, habitada por la marginalidad, la violencia, el abandono. Signada por la melancolía y la nostalgia. Oprimida por un Estado totalitario y corrupto, que deposita la administración del delito y la ley en las mismas manos.
A Animal Urbano también le gusta El Sombra
Policial negro y políticamente incorrecto, con más vicios que virtudes (lo cuál no es otra cosa que una gran virtud), la historieta de Edu Molina apareció serializada semanalmente en el blog Historieta Patagónica, entre mayo de 2009 y noviembre de 2012. Concebida desde la perspectiva dislocada del expresionismo alemán, parida bajo el influjo de tres grandes sombras (Edgar Allan Poe, Alberto Breccia y Miles Davis), El Sombra pareciera ser la perfecta síntesis de las obsesiones artísticas de Molina, empeñado en seguir enrostrándonos la constitución de esta realidad hecha de deshechos materiales y desechos humanos. De Poe, El Sombra potencia ese simbolismo surrealista que tan bien le sienta al género fantástico. Del Viejo Breccia, cierta sucia elegancia del contraste brutal entre las luces y las sombras. Y de Miles, las características del sonido asordinado de su trompeta suave, líricamente introspectiva, traducida en imágenes a la hora de combinar cada página (cada nota) en un álbum que se lee por partes y/o completo como una suite.
Partiendo desde una premisa del pensamiento nietzchiano (digo yo), aquella que dice que el ser humano no fue concebido para ser feliz, sino predestinado para un destino de sufrimiento, Edu Molina construye sentidos desde el respeto (y las faltas de respeto) a las herramientas genéricas con que modula el tono del relato. A las pautas que explican a esta sociedad como un desorden patológico producido por la lesión de la angustia que acompaña a la soledad, al vacío, a la ausencia de futuro y presente del mundo que llevamos dentro y se reproduce (y crece) a nuestro malrededor(*). Un vampírico estadío cognitivo que hace de la felicidad uno entre los tantos imperativos sociales modernos necesarios para ser feliz. Y por eso a la felicidad se la puede encerrar en cápsulas de (más o menos) libre consumo.
Pero a esas cápsulas, claro, hay que comprarlas.
Fernando Ariel García
(*) Iba a escribir alrededor, pero el ¿error? de tipeo me gustó tanto como para dejarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario