La película empieza mal. Con la
bandera de las barras y estrellas flameando sobre todo. Pero al rato empieza a
levantar cabeza. Sobre todo cuando los terroristas entran a sangre y fuego en
la Casa Blanca, la revientan, vuelan la mitad de las cosas, se cargan a todo y
a todos, sin remordimientos ni piedad. Llegan hasta el mismísimo Presidente de
los EE.UU., lo toman prisionero, lo humillan, lo golpean, lo amenazan, lo
secuestran, lo obligan a hacer cosas horribles. Y todo ello dentro del que se
suponía era el lugar más seguro y custodiado del mundo libre.
A esta altura, la verdad,
Ataque a la Casa Blanca (Olympus has Fallen, 2013), ya se ha convertido en un
bodrio intragable, panfleto propagandístico de la peor calaña, tenuemente
disfrazado de thriller con dos héroes de acción a la medida de las circunstancias.
Uno, Mike Banning (Gerard Butler), ex agente secreto, ex comando especial, ex jefe
de los guardaespaldas presidenciales, versión remozada y actualizada del cowboy
galante y victorioso que salva a casi todos porque necesita ir cargando con una
culpa atormentada hasta antes de los créditos finales. Y el otro, un tal
Benjamin Asher (Aaron Eckhart), presidente de los EE.UU. sensible a la
violencia física que puedan sufrir sus asesores e insensible ante la violencia
que sus asesores hacen sufrir a los habitantes de naciones soberanas con
petróleo bajo sus pies.
Con la sutileza del viejo y
conocido elefante en un bazar, el ultraideologizado relato se pone al servicio
de los servicios, trabajando la consciente paranoia terrorista post 11-S, con
un avión que llega a atacar a Washington porque no tenía a bordo ningún
valiente pasajero que lo hiciera caer antes. Y como la amenaza musulmana de Bin
Laden ya está muerta, qué mejor momento que éste para construir la figura del
monstruoso enemigo bajo el ropaje de un nada disimulado terrorista norcoreano
preocupado (y ocupado) por los misiles nucleares. De paso, el largo
metraje aprovecha para escenificar (una vez más) el mito de los EE.UU. como tierra de las
oportunidades, en donde un vocero presidencial puede llegar a ser Presidente
(¿qué necesidad tenía Morgan Freeman de hacer este filme?) y hasta Gerard
Butler puede producir una película de mierda, seguro de que va a exhibirse en
todo el planeta.
Lo dicho. Ataque a la Casa
Blanca empieza mal y termina peor. Con la bandera de las barras y estrellas
flamenado sobre todo. Y el triunfo definitivo de los malos. Los yankees, claro.
Fernando Ariel García
Ataque a la Casa Blanca. Director: Antoine Fuqua. Protagonistas: Gerard Butler, Aaron Eckhart, Morgan Freeman, Angela Bassett, Rick Yune, Ashley Judd y Finley Jacobsen, entre otros. Guionistas: Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt. Millenium Films / Nu Image Films / West Coast Film Partners. EE.UU. (¿quién si no?), 2013.
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