Tengo una sensación. De no ser por el éxito que
está cosechando en el circuito teatral argentino la comedia Le prenom (así, en
francés), esta versión fílmica de El nombre, estrenada el año pasado en las
salas galas con notable éxito de crítica y público, nunca habría llegado a
nuestros cines. Lo cual hubiera sido una enorme pena, porque la adaptación que
Matthieu Delaporte y Alexandre De La Patellière realizan sobre
su propia obra es una verdadera delicia, elaborado plato cocido en su punto
justo y presentado con paladar gourmet, para realzar sus abundantes sabores y
sutiles texturas. Ya se sabe. La comida entra por los ojos. Y el cine (porque aquí no se trata de teatro filmado), también.
Amigos son los amigos
La referencia culinaria viene a cuento porque el drama (y la comedia) va a desatarse, desarrollarse y decantar alrededor de una larga noche en que un grupo de amigos y familiares, viejos desconocidos que creen conocerse desde sus años de infancia, se juntan para repetir el rito que (puede suponer el espectador) guarda cierta cotidianeidad. La casa la ponen Pierre (Charles Berling) y su esposa Élisabeth (Valérie Benguigui), profesores ambos, él en la Sorbona y ella en un colegio de poca monta, padres de dos hijos entre la infancia y la adolescencia. A ese quinto piso por escalera llegarán Claude (Guillaume de Tonquedec), trombonista de la orquesta de Radio-France, íntimo amigo de Élisabeth y portador de un secreto de posibles implicancias devastadoras; y el matrimonio de Vincent Larchet (Patrick Bruel), hermano de Élisabeth; y Anna (Judith El Zein), de inmejorable posición económica gracias a los negocios inmobiliarios de él y los diseños de moda de ella. Ambos están esperando un bebé; y el nombre que piensan ponerle a su hijo será el que dispare el tsunami emocional encerrado entre cuatro paredes y varias máscaras.
Con arrogancia humorística, con altanería intelectual, alternando entre la risa y el silencio incómodo, las conversaciones irán derribando las posiciones adoptadas, sacando a luz las mezquindades, las hipocresías, las intolerancias, los rencores y prejuicios que subyacen y dan forma a la sincera amistad que los une. Las izquierdas y las derechas, los exhibicionismos, el límite entre lo público y lo privado, las discriminaciones de todo tipo (en particular la de cuño sexista) y las violencias de género que no tienen por qué manifestarse físicamente, toman cuerpo en diálogos ingeniosos, punzantes, verosímiles; en actuaciones que se definen corporalmente antes de expresarse verbalmente.
Afiche de la obra teatral, a cargo de Claire Brétecher
Si bien es cierto que la película funciona mejor cuando se mantiene dentro de la casa, los pequeños respiros al aire libre sirven para imbuirnos de la bucólica belleza de los barrios parisinos. Innecesarios funcionalmente para la trama, pero bienvenidos para la decoración del plato. Y ya lo dijimos. La comida entra por los ojos. Y el cine también.
El nombre. Directores: Matthieu Delaporte y
Alexandre De La Patellière. Protagonistas: Patrick Bruel, Valérie Benguigui, Charles Berling,
Guillaume de Tonquedec, Judith El Zein, Françoise Fabian, Alexis Leprise y Juliette Levant. Guionistas:
Matthieu Delaporte y Alexandre De La Patellière, basado en su propia obra teatral homónima. Pathé / Chapter 2 / TF1 Film Productions / M6 Films / Fargo Films / Nexus Factory. Francia, 2012.
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