martes, 18 de octubre de 2022

BLACK ADAM: PREPARANDO EL TERRENO

Black Adam - The Justice Society Files: Hawkman. Guiones: Cavan Scott, Bryan Q. Miller. Dibujos: Scot Eaton, Marco Santucci. Tintas: Norm Rapmund, Marco Santucci. Color: Andrew Dalhouse, Michael Atiyeh. Letras: Rob Leigh. Portada: Kaare Andrews. Editor: Michael McAlister. DC Comics. EE.UU., septiembre de 2022.


Black Adam - The Justice Society Files: Cyclone. Guiones: Cavan Scott, Bryan Q. Miller. Arte: María Laura Sanapo, Marco Santucci. Color: Arif Prianto, Michael Atiyeh. Letras: Becca Carey, Rob Leigh. Portada: Kaare Andrews. Editor: Michael McAlister. DC Comics. EE.UU., octubre de 2022.


Black Adam - The Justice Society Files: Atom Smasher. Guiones: Cavan Scott, Bryan Q. Miller. Arte: Travis Mercer, Marco Santucci. Color: John Kalisz, Michael Atiyeh. Letras: Rob Leigh. Portada: Kaare Andrews. Editor: Michael McAlister. DC Comics. EE.UU., noviembre de 2022.


Black Adam - The Justice Society Files: Dr. Fate. Guiones: Cavan Scott, Bryan Q. Miller. Arte: Jesús Merino, Marco Santucci. Color: Ulises Arreola, Michael Atiyeh. Letras: Rob Leigh. Portada: Kaare Andrews. Editor: Michael McAlister. DC Comics. EE.UU., diciembre de 2022.


El tiempo pasa y nos vamos poniendo más viejos que tecnos. Desde que tengo memoria, todo tanque hollywoodense venía con su adaptación al cómic debajo del brazo. Algo lógico, si lo que se buscaba era perpetuar la experiencia en épocas en que no existían ni el streaming ni internet ni el DVD ni el VCR. La película había que verla en el cine (tardaba años en llegar a la televisión) o leerla en historieta. Ahora, que los films están al alcance de un click, la versión en viñetas dejó de tener su razón de ser. Y como los negocios no se cierran sino que se aggiornan, la industria encontró en el terreno de las precuelas gráficas la forma contemporánea de ese clásico y querido producto derivado.


De a poco, el Universo Extendido de DC ha comenzado a explotar el yeite de manera más armoniosa y acabada. Empezó tímidamente con El Hombre de Acero, se animó un poquito con Mujer Maravilla 1984 y ahora se la juega a ganador con The Flash: The Fastest Man Alive y los cuatro números de esta miniserie, Black Adam: The Justice Society Files, que pretende funcionar como introducción visual y temática a la superproducción protagonizada por Dwayne Johnson, Black Adam, que se estrena en la Argentina este jueves.


Las cosas, de todas formas, hay que decirlas como son. Hasta ahora, ninguna de estas precuelas ha sido de imprescindible lectura antes de ir al cine. Y está bien que así sea. Se supone que toda película debe sostenerse por sí misma, explicando todo lo que sea necesario explicar para su completo entendimiento y disfrute. Así que, si en estas páginas pasa algo realmente relevante para la trama fílmica, seguro estará incluido en la gran pantalla, tornando innecesario su abordaje. Y como en los casos anteriores, el problema de la miniserie no es que sea innecesaria, sino que se vuelva bastante aburrida, monótona y demasiado previsible.


A grandes rasgos, expone dos tramas paralelas que, obviamente, desembocarán en Black Adam, la película. La pata estadounidense de la aventura sigue la vuelta a la actividad de la Sociedad de la Justicia, un supergrupo que (queda establecido) ha tenido su momento de gloria en el pasado. De esos brillos sólo se mantienen activos Hawkman y el Doctor Fate, aunque hagan un mínimo acto de presencia un tal tío Al y una mujer que podría ser Abigail "Ma" Hunkel, a quienes los veteranos lectores de DC reconocerán como los originales Atom (aunque el film elija bautizarlo como el primer Atom Smasher) y Tornado Rojo. Por el accionar de Intergang, obsesionado con hacerse con un poderoso material arqueológico datado en el 2600 antes de Cristo, conocido como Eternium, sumado al augurio de la llegada de algo grande, sobrenatural y demoníaco, los héroes parcialmente retirados terminarán convocando a los recién llegados Albert Rothstein (sobrino de Al Pratt) y Maxine Hunkel, o Atom Smasher y Cyclone, respectivamente. Los cómics no cuentan los orígenes de los personajes, algo que (supongo) habrá que ver en el cine, pero sí exhibe sus características principales, sus traumas y problemáticas, la naturaleza de sus poderes y los efectos sociales de su uso.


Centrada en Kahndaq (nación ficticia de Oriente Medio), la pata internacional de la trama está subdividida en dos tiempos complementarios pero aún inconexos. El 2600 antes de Cristo, con Teth-Adam (futuro Black Adam) mostrándole a su familia y a los lectores cuán represor, dictatorial y violento es el régimen del Rey de turno. Y el presente, donde la profesora universitaria Adrianna Tomaz hace lo imposible para mantener a una estatua hecha de Eternium, fuera del alcance de Intergang. En el camino nos enteraremos que este Eternium guarda en su interior la capacidad (¿mágica?) de generar energía a escalas infinitas; y que su origen guardaría relación con un misterioso lugar sólo referido como Roca de la Eternidad.


Hasta acá lo anecdótico e intrascendente. Para tener acceso a lo que de verdad cuenta, habrá que esperar al jueves, a que se apaguen las luces de la sala cinematográfica. La respectiva crítica, sin spoilers, estará mañana. A esta misma hora (más o menos) y por la misma Bitácora.
Fernando Ariel García

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