La Sra. Haidi. Directores: Rafael Menéndez y Daniel Alvaredo. Protagonistas: María Leal, Guillermo Pfening, María Abadi. Guionista: Ova Canis. Producción de Carlos Federico Piwowarski. Argentina, 2017. Estreno: 12 de octubre de 2017.
La Sra. Haidi (el personaje que interpreta María Leal) no está bien. Su fe cristiana acabó jugándole una mala pasada. Tanto apego a la Biblia le terminó carcomiendo el cerebro, el corazón y el alma. De la palabra de Dios sólo supo quedarse con la letra fría, como si el verdadero sentido de la religión estuviera en la práctica literal de sus versículos más impiadosos, brutales y sangrientos.
La Sra. Haidi (la película de Rafael Menéndez y Daniel Alvaredo) no está bien. Su fe cinematográfica acabó jugándole una mala pasada. Tanto apego al canon le terminó carcomiendo el cerebro, el corazón y el alma. Del arte de Hitchcock sólo supo quedarse con el fotograma frío, como si el verdadero sentido del suspenso estuviera en la imitación de sus planos más perturbadores, hipnóticos y shockeantes.
Lo típico. Un enorme caserón, cerrado, alejado de todo y de todos, en el medio de una noche tormentosa. Una habitante con secretos que se muere de ganas de revelar. Una pareja que se ve obligada a buscar refugio en esa casa y con esa mujer. La presunta seguridad que se vuelve insegura. El descenso a los infiernos y la locura. La necesidad de escapar y la imposibilidad de hacerlo. Lo tópico.
En La Sra. Haidi todo está en el lugar que tiene que estar, todo pasa en el momento en que tiene que pasar. Los rubros técnicos son correctos y hasta el metraje es el justo. El problema más grande de la película es que no maneja los verosímiles del thriller psicológico que pretende construir. No genera suspenso, no genera miedo, no genera empatía, no genera sorpresa. Ni siquiera genera interés. Está sobreactuada, plagada de tics y parlamentos pretensiosos, alejados de cualquier intento de credibilidad, puestos ahí para decirnos cuán chiflados y desesperados están los personajes. Si hasta tiene una innecesaria escena post-créditos finales para estar a la moda.
A la Sra. Haidi más vale perderla que encontrarla. A La Sra. Haidi, también.
Desearás al hombre de tu hermana Director: Diego Kaplan. Protagonistas: Carolina Pampita Ardohain, Mónica Antonópulos, Guilherme Winter, Juan Sorini y Andrea Frigerio, entre otros. Guionista: Erika Halvorsen, basado en la novela de su autoría Desearás, sobre una idea original de Alex Kahanoff. Aleph Media / Corbelli Producciones / Visual Problem. Argentina, 2017. Estreno: 5 de octubre de 2017.
Si la idea era mostrarnos lo buenas que están Pampita, Mónica Antonópulos y Andrea Frigerio, alcanzaba con un cortometraje hecho con las escenas hot del filme y cualquiera de las secuencias que las tiene desbordando belleza, cuerpos de ensueño, labios voluptuosos y curvas muy peligrosas, de esas que dan ganas de agarrar a toda velocidad y/o bien despacito, dependiendo del momento, el lugar y la ocasión. Lo mismo, por supuesto, vale para los pectorales de Juan Sorini y la pancita de Guilherme Winter, los unos trabajados en el gimnasio y la otra en la parrillita de la esquina de casa. En Desearás al hombre de tu hermana hay para todos los gustos, eso hay que remarcarlo.
Para ser un thriller psicológico con fuerte carga erótica, a la película de Diego Kaplan le faltan un par de fichas, me parece. Sobre todo, le falta misterio, personajes complejos y mucho, mucho erotismo. Sexo hay un montón, eso sí. Se coge más de lo que se habla; y eso que se habla de sexo hasta el cansancio. Pero en todas las revolcadas (en la cama, en el piso, en el baño, en la pileta de natación) el deseo está ausente. Quizá no alcanzó el presupuesto (que se hace notar bastante abultado); quizá los actores lo olvidaron fuera del set (de hecho, pareciera que algunos actores no se presentaron a la filmación y tuvieron que ser reemplazados -de apuro- por unos muñequitos playmobil); quizá la cámara sólo registró la mecánica del acto sexual, evitando mostrarla en primer plano para no desbarrancar del cine arte al cine porno.
Pasiones desbordadas hasta la infidelidad entre hermanas; paleta de colores fuertes y contrastados; cuidada impronta kitsch en el manejo de los símbolos setentistas (los decorados, la moda y la banda sonora. Nada de política, a no confundirse); notoria apuesta por el grotesco; un pendular constante entre lo cómico y lo ridículo; la ominosa presencia de lo trágico sobre el telón básico del melodrama; el insondable accionar de una madre disfuncional y amorosamente dañina; canto y baile; costumbrismo naturalmente surrealista; y podría seguir.
Con esta apabullante batería de condimentos; y el abordaje del deseo femenino como premisa argumental, la película prometía otra cosa. O yo esperaba otra cosa. Algo más cercano a los desbordes barrocos de Armando Bó y el primer Almodóvar. Eso que sólo encontré, con fugaces raptos de genial bizarría, en Andrea Frigerio y Guilherme Winter, los únicos que supieron alcanzar y mantener el tono necesario para volver atractiva la distante superficialidad de un frío filme que la quiere jugar de caliente.
(Información de prensa) Un filme sobre la vida y la misteriosa muerte de Vincent Van Gogh. Loving Vincent (Reino Unido, 2017) se estrena en la Argentina el 26 de octubre. La película dela pintora Dorota Kobiela y el director Hugh Welchman, primer largometraje compuesto por pinturas animadas, cuenta con los talentos vocales de Aidan Turner, Saoirse Ronan, Eleanor Tomlinson, Helen McCrory, Chris O'Dowd y Douglas Booth.
Loving Vincent homenajea el trabajo de uno de los grandes maestros de las artes plásticas, Vincent Van Gogh. Cada fotograma es un cuadro pintado a mano sobre óleo -tal y como el propio Vincent lo hubiera hecho- al que se le ha dado movimiento. Participaron una gran cantidad de excelentes pintores a lo largo de varios años, todos inspirándose en el estilo y arte magistral de Van Gogh.
El resultado es una impresionante cinta de animación que repasa la carrera del pintor con delicadeza y originalidad, y que llevó cinco años de trabajo.
Además de presentarnos la faceta más íntima del pintor holandés Vincent van Gogh, Loving Vincent indaga sobre su misteriosa muerte, basándose en 800 cartas escritas por él y enviadas a amigos y parientes, que reflejan su turbulenta vida llena de rechazos, desamores y penurias económicas.
Sus primeras escenas fueron filmadas en un estudio con actores reales, y luego colocadas en los cuadros más famosos de Van Gogh.
El arte de la película y su animación han sido realizadas por más de 100 artistas que pusieron su granito de arena pintando a mano 120 obras icónicas para crear una realidad expresionista jamás vista. Estos pintores de todo el mundo asistieron a cursos intensivos para aprender a utilizar la aplicación Painting Animation Work Station y llegaron a los estudios de Danzica y Wroclaw en Polonia, donde por cinco años pintaron cuidadosamente, óleo sobre tela, cada uno de los 62.450 fotogramas que componen la pieza, adaptando las obras de Van Gogh.
La ambientación de cada escena se inspira en las obras más famosas de Van Gogh. Y así toma vida El dormitorio en Arlés (1888), La noche estrellada (1989) y Campo de trigo con cuervos (1890), para citar algunos ejemplos.
Dijo la prensa:
David Ehrlich (IndieWire): Un trabajo extraordinari, hecho con pasión, que hace que la experiencia visual sea algo sin igual.
Shanghai Film Festival: Nunca ha habido una película que habló con el corazón de un artista como Vincent Van Gogh. La animación y la pintura de bellas artes se unen en este amoroso homenaje a la obra y la vida de un maestro.
Pete Hammond (Deadline Hollywood): Una verdadera obra de arte animada. Es fácil amar a Loving Vincent, una película absolutamente impresionante que no sólo hace justicia al arte de Van Gogh, sino también al arte de las películas. Nunca he visto en la pantalla nada como esto. Una película extraordinaria. Un candidato a un Oscar.
(Información de prensa) El barrio es el barrio. Suburbicon. Bienvenidos al paraíso (Suburbicon, EE.UU., 2017) se estrena en la Argentina el 23 de noviembre. Dirigida por Goerge Clooney, la comedia policial está protagonizada por Matt Damon, Julianne Moore y Oscar Isaac, entre otros.
Retrato implacable de un suburbio de los años cincuenta, donde lo mejor y lo peor de la humanidad se refleja a través del desenvolvimiento de la gente común. Pero cuando una de las casas sufre un violento allanamiento, la familia debe recurrir al chantaje, la venganza y la traición con el fin de sobrevivir. Un cuento entre personas muy erróneas que al parecer tomaron muy malas decisiones. Bienvenidos a Suburbicon.
En la década siguiente a la Segunda Guerra Mundial, la clase media emergente de los Estados Unidos se estaba mudando a los suburbios: hogares idílicos y económicos en comunidades planificadas. Por primera vez, para muchos, el sueño americano de poseer una casa se estaba haciendo realidad.
“La Ley del Soldado fue promulgada en beneficio de todos los que regresaban de la guerra, para que pudieran acceder a una linda casa con garaje y patio, a un empleo digno, vivir en un lindo vecindario y construir una familia, siempre y cuando fueras blanco -señala Clooney-. Lo
gracioso es destapar esa veta de la vida hogareña perfecta y ver cuán feas pueden resultar las cosas”.
“George y yo estábamos escribiendo un guion basado en los eventos que se desarrollaron en Levittown, Pensilvania -cuenta Heslov-. Mientras investigábamos, George se encontró con una película documental de 1957 llamada Crisis in Levittown, que es la verdadera historia de lo que
sucedió cuando William y Daisy Meyers se convirtieron en la primera familia afroamericana en instalarse en Levittown. El día que los Meyers se mudaron, el cartero asumió que la señora Meyer s era la sirvienta y le preguntó si la Sra. Meyers estaba en casa. Cuando le explicó que ella era la señora Meyers, el cartero se encargó de ir de puerta por puerta, llamándose a si mismo ‘El Paul Revere de Levittown’ y preguntando a todos: "¿Has conocido a tus nuevos vecinos?’ Para la tardecita, había unas 500 personas fuera de sus casas manifestando epitafios raciales, colgando las banderas confederadas y quemando una cruz en la puerta de al lado”.
Mientras trabajaban en la idea de Levittown, Clooney recordó un guión que los hermanos Coen le habían enviado en 1999, llamado Suburbicon: “Se trataba de una comedia/thriller con temas similares a Fargo y Burn After Reading: personajes desventurados que tomaban decisiones realmente malas. Pensamos que nos gustaría hacer algo un poco menos divertido y mucho más tormentoso. Parece un buen momento para una película que se siente candente”.
En ese momento, Clooney tuvo la idea de utilizar el guión de Suburbicon y situarlo en Levittown durante la semana en que los Meyer se mudaron. “Hay algo en la conciencia nacional que tiende a mirar esta era como si todo hubiera sido
color de rosa -dijo Matt Damon, que interpreta al asediado padre de familia de este suburbio, Gardner Lodge-. Queremos creer que en cierto modo todo el mundo era más feliz, pero obviamente la gente es gente, y todavía había muchas cosas oscuras”.
(Información de prensa) Desde el 10 al 13 de Octubre, la Ciudad de Buenos Aires disfrutará de una selección de películas que hablan sobre Barcelona, su arquitectura, la cultura y su gente. Con funciones a las 17 y 19 horas, con entrada libre y gratuita, De Barcelona a Buenos Aires se llevará a cabo en el Auditorio Àngel Guimerà del Casal de Catalunya (Chacabuco 863, ciudad de Buenos Aires). Las entradas se retiran 30 minutos antes de cada función.
Programación
Cerca de tu Casa (2015), de Eduard Cortés: Musical sobre los desahucios ocurridos en España con motivo de la crisis económica.
Tras perder su casa por no poder pagarla, un joven matrimonio, con una hija de 10 años, se muda a casa de los padres de ella, pero esa vivienda también se verá amenazada por el embargo del banco, al haber servido como aval de la hipoteca de la hija. Con Sílvia Pérez Cruz, Ivan Massagué, Adriana Ozores, Manuel Morón, Lluis Homar, Oriol Vila, Victoria Pagés, Ivan Benet y Montse Morillo. Función: martes 10 a las 17 horas.
Barcelona nit d'estiu (2013), de Dani de la Orden: Seis historias de amor y una única ciudad. La noche del 18 de Agosto de 2013 el cometa Rose cruzó el cielo de la ciudad de Barcelona, ofreciendo un espectáculo único que no volverá a repetirse hasta dentro de varios siglos. Bajo susurros o a pleno pulmón, empezando a florecer o dando sus últimos coletazos, esa misma noche hubo 567 historias de amor; nosotros te contaremos seis.
Con Francesc Colomer, Jan Cornet, Joan Dausà, Mar del Hoyo, Laura Díaz, Miki Esparbé, Sara Espigul, Luis Fernández, Marc García, Àlex Monner, Jordi Pérez, Míriam Planas, Mingo Ràfols, Alba Ribas, Santi Ricart, Pau Roca, Bárbara Santa-Cruz, Bernat Saumell, Marta Soler, Elena Tarrats, Cristian Valencia, Claudia Vega, Peter Vives y Laura Yuste. Funciones: Martes 10 a las 19; jueves 12 a las 17 horas.
Los Tarantos (1963), de Francisco Rovira Beleta: Crónica sobre el feroz enfrentamiento entre dos familias gitanas de Barcelona: "Los Tarantos" y "Los Zorongos". En una boda, Rafael, el Taranto, conoce a Juana, La Zoronga. Los dos jóvenes, envueltos por la magia de la fiesta, se juran amor eterno con un pacto de sangre. Tras una noche de amor, descubren con desesperación que pertenecen a las dos familias rivales. La madre de Rafael, seducida por el embrujo del baile de Juana, supera el odio ancestral, pero el padre de Juana se niega aceptar el enlace.
Basada en un obra teatral de Alfredo Mañas, es una versión del Romeo y Julieta de Shakespeare. Con Carmen Amaya, Antonio Gades, Antonio Prieto, Sara Lezana, Daniel Martín, José Manuel Martín, Margarita Lozano, Juan Manuel Soriano, Antonia 'la Singla' y Aurelio Galán 'El Estampío', entre otros. Funciones: Miércoles 11 a las 19; viernes 13 a las 17 horas.
Ocaña, retrato intermitente (1978), de Ventura Pons: Ocaña, en su casa nos habla de su vida y al mismo tiempo, en intermitencias, vemos el mundo que emana de su subconsciente.
Documental intimista del pintor andaluz José Pérez Ocaña, un personaje que marcó la vida de la Rambla y la plaza Real en la Barcelona de finales de los setenta. Función: Jueves 12 a las 17 horas.
Barcelona era una fiesta (Underground 1970-1980) (2010), de Morrosko Vila-San-Juan: Entre finales de los '60 y principios de los '80 se produjo un movimiento (¿underground? ¿contracultura?) protagonizado por la libertad, la ilusión y la creatividad. Una bomba de relojería -precursora de la Movida Madrileña y, sin duda, mucho más interesante-, de la que se ha hablado poco.
Mariscal, Nazario, Montesol, Onliyú, Pau Riba, Pepe Ribas, Marta Sentís, Quim Monzó, Oriol Tramvia, Miguel Gallardo, Luis Racionero y Josep M. Martí Font, entre otros, explican cómo vivieron y qué pasó durante aquellos gloriosos 70 en Barcelona. Función: Viernes 13 a las 19 horas.
En construcción (2001), de José Luis Guerín: En un emblemático barrio popular de Barcelona, amenazado por un plan de reforma, se emprende la construcción de un bloque de viviendas. El documental se acerca a la intimidad de una construcción, donde la cotidianidad de los vecinos es quebrada por el estruendo de los derribos en el barrio.
La mutación del paisaje urbano implicaba también una mutación en el paisaje humano, y que en este movimiento se podrían reconocer ciertos ecos del mundo. Sobre estos cimientos se construyó la película. Función: Miércoles 11 a las 17 horas.
(Información de prensa) La potencia de lo impronunciable. Palabras pendientes (Argentina, 2017), documental de Andrea Schellemberg, se estrena comercialmente el 5 de octubre.
En 2008, como parte de la nueva política de derechos, el Ministerio de Defensa de la Argentina firmó una resolución para cambiar los programas de estudio en los Institutos Militares. El fin fue transformar la construcción cultural e ideológica de una institución signada por los golpes de Estado y los delitos de lesa humanidad. El documental realiza un seguimiento del dictado de las clases de Derechos Humanos en el Colegio Militar de la Nación.
Palabras de la directora:
En 2009, me enteré a través de Jorge Bernetti, por entonces Director de Comunicación del Ministerio de Defensa, que se estaba llevando a cabo un cambio importante en los planes de estudio en los Institutos de las Fuerzas Armadas.
En septiembre del 2010 terminé de rodar un cortometraje que fue incluido en el largo D-Humanos. Aquí cada realizador se encargó de un artículo de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Me ocupé del derecho a la educación; en uno de sus párrafos decía: “Todo ser humano tiene derecho a recibir educación en derechos humanos”. Registré con la cámara algunas situaciones del dictado de la materia Derechos Humanos en el Colegio Militar de la Nación, y las intenciones de los funcionarios que entonces estaban a cargo de dos de los contenidos programáticos. En el proceso de posproducción del corto se me hizo evidente que 10 minutos no alcanzarían para reflejar el proceso de cambio que vive la educación militar.
Cuando empecé a grabar Palabras pendientes comprendí que estaba frente a un hecho determinante de la historia del país; la reforma de los programas de estudio respondían a la función de las FF.AA. en un sistema democrático. Eran parte de otros cambios; el colegio militar se transformó en un espacio universitario, la incorporación de la mujer a la carrera de oficiales, el proceso de secularización, el quite de armas de guerra menores, los talleres de derechos humanos destinados a todos los oficiales que transforma al CMN en un escenario de tensiones entre los nuevo y lo viejo, entre las necesidades políticas e institucionales y los intentos de mantener o recomponer ideas, prácticas y valores tradicionales.
Cuando Jorge Bernetti me comentó sobre los cambios de los planes de estudios me pareció imposible; realmente creía que la ideología y la cultura de las FF.AA. era irreversible, y que esas clases, donde se dicta que el cuerpo humano no se debe torturar, no se debe desaparecer, no se deben robar niños, me parecía efímero y que pronto se terminaría porque no había garantías de que se sostuviese en el tiempo.
Durante el registro advertí que existe un velo puesto sobre la historia argentina reciente -y no tan reciente- en los espacios de las fuerzas de seguridad, tal vez nunca transitados hasta el momento. Esa forma de no decir, tiene la potencia de lo impronunciable y me recuerda una oración de un libro de los psicoanalistas Francois Davoine y Jean Gaudilliere, autores de Historia y trauma: “Lo que no se puede decir, no se puede callar”. Esa imposibilidad manifiesta cómo el cambio programático pone en crisis el sentido de los contenidos. La pregunta es cómo se atraviesa esa crisis.
¡Madre! Director: Darren Aronofsky. Protagonistas: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Brian Gleeson y Domhnall Gleeson, entre otros. Guionista: Darren Aronofsky. Tema musical de cierre:The End of the World, interpretado por Patti Smith. Protozoa Pictures. EE.UU., 2017. Estreno en la Argentina: 28 de septiembre de 2017.
Tengo que ser sincero. Bastante avanzado el metraje, tuve ganas de levantarme e irme del cine. La premisa original se me había ido al carajo, el thriller psicológico era un verdadero desequilibrio mental y la trama parecía haberse cagado en esa pareja despareja, obsesionada por el bloqueo creativo de él y el maltratado deseo de ella de convertirse en madre. La casa que habitaban, sola en el medio del campo y en proceso de reconstrucción después de un incendio, aparecía desbordada por los secretos que parecía conjurar. Y de los extraños que llegaron para quedarse y enrarecer el aire, sólo quedaba el aire enrarecido. Aquella película de horror existencial que había arrancado hacía algo más de una hora, era ahora un delirio de belleza onanista, regado de símbolos que no entendía.
Pero mi fe en Darren Aronofsky pudo más. Me quedé. Y no sólo no me arrepiento, sino que me quedé con ganas de verla de nuevo. Tal vez, más de dos veces. Sin que yo me diera cuenta, en un momento o en el resultado de la sumatoria de varios momentos, Aronofsky me ordenó el caos. Y al ordenarme el caos, abrió mi percepción de la película hacia sentidos que no hubiera imaginado. Y así, de repente, como de la nada, supe cómo tenía que ver lo que estaba mirando. Y el rompecabezas se transformó en dominó, con las fichas cayendo por el envión de las fichas que la precedieron en su caída, tomando velocidad y vértigo mientras se escapaban, imparables, por los territorios de lo consciente y lo inconsciente.
Una obra maestra. ¡Madre! (Mother!) es mucho más que una película compleja, es un tapiz cultural tan exigente como demandante. Una alegoría no lineal sobre la (pater)maternidad, entendiendo a la (pater)maternidad como sinónimo de fertilidad y entendiendo a la fertilidad como la inmaterial capacidad de generar algo nuevo desde la unión de dos opuestos complementarios: el Hombre y la Mujer, lo bueno y lo malo, el cuerpo y la mente, la vida y la muerte…
La creación como motor indomable de la Creación. En el plano de lo concreto, el libro que no sale y el hijo que no llega. En el plano de lo abstracto, la referencia bíblica a la expulsión del Edén con Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Brian Gleeson y Domhnall Gleeson repartiéndose los papeles de la Madre Tierra, Dios, Adán, Eva, Abel y Caín, con la banda de sonido de The End of the World interpretada por Patti Smith (al igual que en Noé, el filme anterior de Aronofsky sobre el diluvio universal y el arca).
Y en el medio de los sentidos, en ese intersticio que va y vuelve entre lo concreto y lo abstracto, una muy creativa mirada sobre la tortuosa relación entre el creador y la inspiración, la naturaleza de ese maridaje divino y humano, controlable y escurridizo, siempre finiquitado y siempre por acabar. Un fuego capaz de quemarlo todo, logrando destruir y recomenzar. De nuevo. Otra vez. Con total seguridad, más de dos veces.
Fernando Ariel García
Norman, el hombre que lo conseguía todo. Director: Joseph Cedar. Protagonistas: Richard Gere, Lior Ashkenazi, Michael Sheen, Steve Buscemi, Hank Azaria, Charlotte Gainsbourg, Dan Stevens, Jonathan Avigdori, Yehuda Almagor, Caitlin O'Connell, Harris Yulin, Miranda Bailey y Jay Patterson, entre otros. Guionista: Joseph Cedar. Blackbird / Cold Iron Pictures / Movie Plus / Oppenheimer Strategies / Tadmor. EE.UU. / Israel, 2016. Estreno en la Argentina: 2 de noviembre de 2017.
Primero, las tres cosas que justifican el precio de la entrada: El laburo de Richard Gere, el protagonismo envolvente de una Nueva York bellísima y terrenal; y una banda de sonido deslumbrante, de agridulces notas jazzeras que llenan el alma, a cargo del compositor y trompetista japonés Jun Miyake. Capaz de hacernos sentir, por momentos, que estamos dentro de una película de Woody Allen.
Pero no, Norman, el hombre que lo conseguía todo (Norman: The Moderate Rise and Tragic Fall of a New York Fixer), no es una película de Woody Allen. Le falta complejidad y humor, trascendencia existencial y diálogos picantes. Más que personajes con carnadura, encontramos aquí arquetipos bastante huecos, resueltos con oficio y carisma. Gere está fantástico (ya lo dije), pero con eso sólo no hacemos una historia interesante. Y esta pequeña comedia dramática, casi intimista a pesar de las ramificaciones globales de su trama, está dominada por el formulismo discursivo más que por las prácticas narrativas.
La propuesta es sumamente interesante. El encuentro de dos disímiles caracteres judíos, habitados por la ambición y dispuestos a pagar el precio de ser considerados alguien en un mundo que tiende a ningunear a los tibios. De un lado, el Norman Oppenheimer de Gere, un don nadie con ciertos conocidos, un busca que se muestra como un operador político con contactos. No es un arribista, sino un buen tipo con buenas intenciones pero pocas influencias. Y enfrente, el Micha Eshel de Lior Ashkenazi, un político israelí con ínfulas y un futuro acorde a esas ínfulas. Ningún estadista, sino un “vivillo” dispuesto a perdurarse en el ejercicio del poder y a disfrutar de las mieles que su privilegiada posición le pone al alcance de la mano.
De ese primer contacto nada inocente, buscado y armado como apuesta a mediano plazo, devendrá el desenlace que anticipa el título original en inglés. Entre aquellos polvos y estos lodos, mientras tanto, la película se poblará con apuntes de color sobre las costumbres y los protocolos judíos, el peso de la tradición y la historia, sus intereses y contradicciones. Claro que entre una comunidad religiosa y la alta política israelí no todo puede ser un lecho de rosas, sobre todo cuando una entiende a la lealtad como una confianza inquebrantable y la otra como una conveniencia momentánea.
Lástima que este choque entre el cuento de hadas y la cruda realidad se vea venir desde tan temprano. Sobre todo si ya sabemos qué pasa cuando un acoplado se lleva puesta una bicicleta.
(Información de prensa) Con locaciones de Villa Ballester y José León Suárez, con el apoyo logístico del Municipio de San Martín, Roberto Salomone inició el rodaje de su película Diez menos, con Diego Pérez, Roly Serrano, Daniela Viaggiamari, Ariel Pérez de María, Soledad García, Darío Levy, Luciana Dulinzki, Sebastián Pajoni, Ernesto Claudio, Jimena Anganuzzi y Daniel Alvaredo.
Quique (Diego Pérez) es un trabajador practicante, creyente, católico, fiel seguidor de Los 10 mandamientos. Su vida trascurre entre su trabajo, su mujer a la que ama y la iglesia.
Un día todo se le da vuelta, es despedido de su trabajo, su mujer lo abandona, y lo echan de la casa donde vive.
Abatido y descreído, decide que seguir los mandamientos no le sirvió de nada y que ahora irá rompiéndolos uno a uno.
Pero por más que lo intenta no puede lograr su objetivo.
Y así cuando cree que todo está perdido para él, Dios le envía una mano salvadora. Una comedia que lo hará reír y conmoverse.
(Información de prensa) Comiks Debris anunció la aparición de Mutant Boyz, segundo libro de Marko Torres para la Colección Toing!
Los Mutant Boyz —Escupitajo, Sopapo y Mosca Muerta— son tres engendros con superpoderes tan inútiles como ridículos. Juntos crearon una agencia de cazarrecompensas para enfrentar a los más extraños y peligrosos villanos de Mutópolis.
(Información de prensa) Sony Pictures Television Networks Latin America anunció el estreno en América Latina de Absentia, original serie de suspenso que estará disponible en noviembre a través de Crackle, la plataforma SVOD autenticada de Sony.
Absentia narra la historia de la agente del FBI, Emily Byrne, quien desaparece sin dejar rastro mientras da caza a uno de los asesinos en serie más notorios de la ciudad de Boston. Seis años después de haber sido declarada muerta, Emily es descubierta en cautiverio y con muy pocos recuerdos sobre el villano que la secuestró y torturó.
Compuesta por 10 episodios de una hora de duración, Absentia está producida por Masha Productions, la casa productora de Tel Aviv cuyo equipo estuvo también a cargo de la versión original israelí de Homeland. La serie está protagonizada por Stana Katic (Castle) y Patrick Heusinger (The Good Wife), junto al internacionalmente aclamado actor latinoamericano Bruno Bichir, como el psicólogo Daniel Vega del FBI.
La estafa de los Logan. Director: Steven Soderbergh. Protagonistas: Channing Tatum, Adam Driver, Katie Holmes, Daniel Craig, Hilary Swank, Riley Keough, Brian Gleeson, Jack Quaid y Seth MacFarlane, entre otros. Guionista: Rebecca Blunt. Trans-Radial Pictures / Free Association. EE.UU., 2017. Estreno en la Argentina: 28 de septiembre de 2017.
No spoileo nada si les digo que La estafa de los Logan (Logan Lucky) es la versión desglamourizada de la trilogía de estafas protagonizadas por George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon, ya que la misma película se encarga de ironizar sobre ello. Con el mismo director a cargo del paquete, donde había elegancia y estilo ahora encontramos un elogio de la fealdad y el desaliño, la hosquedad y la chabacanería. Al entender de Hollywood, claro.
De Las Vegas a Virginia Occidental, de la sastrería de lujo a los overoles industriales; y de los casinos top a las carreras Nascar, la planificación y ejecución del robo del siglo recae aquí en las (¿in?)competentes manos de unos rústicos montañeses con el lomo castigado por el trabajo duro y la mente lo suficientemente brillante como para cargarse parte del sistema capitalista que los expulsa y denigra.
Aunque no hay nada del otro mundo en La estafa de los Logan, todo está siempre en su lugar justo y adecuado. Resaltando la belleza de lo superficial, Soderbergh construye una pieza de relojería simple y ligera con la dedicación metódica del artesano profesional y eficiente que es, apelando al buen gusto y manteniendo el ritmo necesario para llegar a buen puerto en las mejores condiciones. En el camino, trata a la torpeza con cariño y respeto, echa una mirada condescendiente hacia esos intelectos básicos y ramplones, se apoya en el recurso humorístico de la exageración y lleva al borde del ridículo a las estrellas principales del filme, sobre todo a ese agente secreto con licencia para matar que se hace pasar por Daniel Craig.
Típica comedia de acción contemporánea, con humor negro y algunas situaciones bizarras que se desprenden de la dinámica disfuncional de la familia Logan (la de la estafa del título), que cargan con la maldición de la mala suerte. Son yetas. Una dimensión simbólica que el título elegido para comercializar la película en nuestro país eligió obviar, vaya uno a saber por qué. Una simplificación innecesaria y contraproducente, teniendo en cuenta el peso específico que tiene a lo largo de la trama.
Fernando Ariel García
Otras películas de Steven Soderbergh:
Efectos colaterales, con Jude Law, Rooney Mara, Catherine Zeta-Jones y Channing Tatum.
La traición, con Gina Carano, Ewan McGregor, Michael Fassbender, Michael Douglas, Bill Paxton y Antonio Banderas.
Varieté. Director: Ewald André Dupont. Protagonistas: Emil Jannings, Maly Delschaft, Lya de Putti, Warwick Ward, Georg John, Kurt Gerron, Charles Lincoln, Alice Hechy, Paul Reckhopf y Trude Hesterberg, entre otros. Guionista: Ewald André Dupont, basado en la novela Der Eid des Stephan Huller, de Felix Hollaender. UFA. Alemania, 1925 (versión reconstruida y remasterizada en 2015). Acompañamiento musical en vivo: Barbara Togander. Sin estreno comercial en la Argentina, exhibida como uno de los principales títulos del 17º Festival de Cine Alemán.
Hace poquito me tocó ir a conocer las nuevas salas cinematográficas en 4D. O sea, una proyección 3D con las butacas que se mueven, ventiladores que tiran aire, aspersores de agua y perfume que te salpican la cara e invaden tu nariz. Todo ello, milimétricamente coordinado con lo que está pasando dentro de la pantalla. Una nueva forma de ver cine, según los cráneos marketineros, donde lo que importa es la “experiencia”.
Obviamente, “experiencia” es otra cosa. Una gran película, por ejemplo, es una “experiencia”. Un original acompañamiento musical, por ejemplo, es una “experiencia”. Las dos cosas juntas: la proyección de Varieté, clásico de clásicos del expresionismo alemán, musicalizado en vivo por Barbara Togander, compositora, improvisadora y artista vocal nacida en Suecia y criada en la Argentina. Usando una laptop, una bandeja de vinilos, un sintetizador y su propia voz, Togander (nuestra Laurie Anderson, según un amigo que sabe -de verdad- de qué habla cuando habla de música electrónica) cerró el 17º Festival de Cine Alemán, sumándole capas de sentidos y nuevas relecturas a la obra maestra de Ewald André Dupont, estrenada en 1925 y minuciosamente recuperada, reconstruida y remasterizada en 2015.
La sumatoria de estímulos no siempre se acopló de manera armoniosa, es cierto, pero el balance final fue sumamente positivo. La mezcla de estilos, géneros y ritmos musicales propuesta por Togander sabía cuándo y cómo polemizar con el material original, cuándo y cómo dialogar con él, cuándo y cómo chocarlo de frente; y cuándo y cómo ir al pie de ese básico melodrama ambientado en el mundo circense (desde las degradadas varietés portuarias hasta los monumentales espectáculos itinerantes), potenciando la naturaleza subjetiva de la mirada trágica que el expresionismo alemán posó sobre la condición humana.
La historia de Varieté es la historia de dos triángulos profesionales que, en distintos momentos, devienen triángulos amorosos cruzados por el abandono, los celos, la infidelidad, el engaño y la traición. Luz brillante e intensa oscuridad, materiales que favorecen la sobreactuación exuberante y le permiten a este filme mudo el poder prescindir del texto a la hora de surfear las honduras explícitas de la filosofía existencial. Un fuerte precepto moral donde el deseo provoca el fin de la sagrada familia y el lento descenso hacia los infiernos de un hombre cautivado, seducido y dominado por la ardiente sexualidad de una mujer exótica, liberal e insinuante. Y, por eso mismo, muy peligrosa.
De manera simple pero no simplista, la película trabaja con personajes complejos y multidimensionales, castigados y tentados por las vueltas de la vida, netamente contradictorios y profundamente reales. Parejas desparejas donde los jóvenes vampirizan la experiencia de los adultos y los adultos vampirizan la potencia de los jóvenes. Tríos explosivos que metaforizan la República de Weimar en todo su desasosiego. Hijos expulsados por la depresión post-bélica que buscaba conjugar, de forma bastante hipócrita, la digna marginalidad de una Hamburgo empobrecida y (casi) prostibularia, con la decadente abundancia de una Berlín prostituida en su riqueza y presa de la felicidad impostada a fuerza de excesos. El necesario caldo de cocción para un desenlace trágico y reparador, corolario aleccionador de una película con altísimo contenido erótico para la época y el lugar en que fue hecha, exhibida y mutilada por los censores.
Gran parte de los perennes logros de Varieté se deben al uso de la cámara subjetiva creada por Karl Freund, verdadero motor narrativo de una densidad dramática y, por momentos, alucinógena, que se ve potenciada por un montaje rico, sofisticado e inquieto, puesto siempre al servicio de la revelación psicológica, del detalle que completa el delicado rompecabezas emocional que la propia película va componiendo pieza por pieza. Metódica y elocuentemente, hasta que todo funde a negro.
Ya no se hacen películas como ésta. Por suerte, podemos seguir viéndolas. Esa es la única “experiencia” que vale la pena.