Cinco anillos entrelazados. La representación gráfica de la amistad entre los pueblos de cinco continentes: África, América, Asia, Europa y Oceanía. Eso quiere decir, al menos en lo formal, el emblema olímpico que, desde hoy, invadirá con notable virulencia la existencia cotidiana de los ciudadanos del mundo entero. Imposible será intentar escapar a los influjos del atletismo, del básquet, del remo, del fútbol, de la natación sincronizada, de la elegancia del esgrima, de la gimnasia artística, del tiro con arco, del moderno pentatlón. Los Juegos Olímpicos 2012 arrancan hoy en Londres y la construcción ideal de paz, armonía, superación personal y reinado irrestricto de los mejores valores que la Humanidad tiene para ofrecer, servirá de vehículo para intentar vendernos todo aquello que sea posible de vender. No importa qué logros deportivos puedan hollarse, no interesa qué países terminen repartiéndose las medallas de oro y plata, al final el único ganador será el Capitalismo Salvaje.
Una cosa son los Juegos Olímpicos y otra (muy distinta) los deportes y los deportistas, obvio. El primero es una estructura comercial de poder, que explota el capital simbólico de los segundos y su amplia penetración en el mundo de los aficionados a las prácticas deportivas. Una máscara que vampiriza el concepto originario de los Juegos Olímpicos, generando una serie de daños que no gozan de la difusión mediática que obtienen los beneficios, si es que realmente se obtiene algún beneficio. En el sitio web Cartoon Movement (http://www.cartoonmovement.com/), la plataforma editorial virtual más importante de la historieta periodística inglesa, el británico Tom Humberstone, historietista e ilustrador, editor de la tan pequeña como imprescindible Solipsistic Pop (http://solipsisticpop.com/), colgó para quien quiera verla The London Olympics, diez páginas de demoledora contundencia y seria mirada crítica sobre un fenómeno complejo e interesante, echando luz sobre la parte oculta del iceberg que reaparece cada cuatro años, con precisión matemática.
Lo que exhibe Humberstone es la lógica de control social y concentración corporizada por detrás de las competencias y actividades, tanto físicas como intelectuales, que componen el organigrama de los Juegos. Desde que Londres fuera elegida como sede de la edición 2012, la ciudad viene viviendo un estado de militarización creciente en nombre de la “seguridad”, que incluye la “custodia” del perímetro urbano por los mismos aviones drones que bombardean Afganistán. Las libertades cívicas individuales se han visto recortadas, aumentando las razias policiales con fines de “limpieza social” en los municipios olímpicos. Las víctimas, los perseguidos, terminaron siendo los peligrosísimos ciudadanos en situación de calle, definición políticamente correcta con que se refiere a los pobres y a los marginados; y aquellos “terroristas” que debieron ser reprimidos por manifestarse públicamente en contra de los Juegos Olímpicos, justo en Trafalgar Square, plaza del centro londinense en donde se erigió una estatua gigante con el indescifrable logo de los Juegos.
La crisis terminó siendo un momento oportuno para los negocios inmobiliarios. En Londres, los Juegos Olímpicos ya son una de las causas principales del aumento de los desalojos (los alquileres multiplicaron alrededor de quince veces su valor) y la adquisición de tierras y terrenos por parte de grandes capitales. Se han clausurado espacios públicos para satisfacer las necesidades espaciales de entrenamiento de los deportistas; se han demolido hogares comunitarios que daban cobertura a personas en estado de vulnerabilidad social (eufemismo de pobres) para levantar villas olímpicas que den cobijo a las comitivas internacionales; se han cerrado mercados comunitarios que le servían de sustento a pequeños emprendedores para garantizar el predominio territorial de las grandes marcas en los lugares de consumo de comida, bebida y ropa “oficiales”.
Todo esto, claro, acompañado del desvío de fondos que abre la puerta a la corrupción política y los esponsoreos negociados con una amplia gama de empresas multinacionales que viene siendo reiteradamente denunciadas por sus prácticas abusivas, desleales y nada éticas: Responsabilidad directa en catástrofes industriales con sustancias tóxicas que han asesinado a millones de personas y depredado el medio ambiente, el trabajo esclavo, la violación permanente de los derechos humanos.
Viene bien estar al tanto de los pilares culturales que no llegarán a ser iluminados por el fuego de la llama olímpica que encandilará a más de mil millones de espectadores desde la ceremonia inaugural, antes o después del impactante show artístico pergeñado por el director escocés Danny Boyle, basado en La tempestad de Shakespeare. Antes o después del cierre musical comandado por Adele y Sir Paul McCartney, si es que los trascendidos oficiales que hablan de una lluvia de mary poppins cayendo del cielo sobre un ejército de jugadores de cricket y cientos de harry potters defendidos por el único agente 007 resultan ser ciertos. Los Juegos Orwellianos 2012 están en marcha.
Fernando Ariel García
The London Olympics. Autor: Tom Humberstone. 10 páginas a dos colores. http://www.cartoonmovement.com/. Reino Unido, julio de 2012.